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Lepanto en el Sánchez Pizjuán

Hace poco más de 425 años la escuadra mandada por Don Juan de Austria salía al terreno de juego para enfrentarse a la turca con una estrategia precisa: mientras la punta de ataque fue confiada a Pedro...

el 15 sep 2009 / 01:12 h.

Hace poco más de 425 años la escuadra mandada por Don Juan de Austria salía al terreno de juego para enfrentarse a la turca con una estrategia precisa: mientras la punta de ataque fue confiada a Pedro Justiniano, era Juan de Cardona quien debía organizar la retaguardia; en los flancos de la línea media estaban Andrea Doria y Agustino Barbarigo, cubriendo Álvaro de Bazán su punto medio. Los turcos, más cohesionados, amagaron por el centro con su nao capitana pero, en realidad, para que Uluch Alí abriera una brecha por la banda izquierda destrozando la línea entre Doria y Bazán y lanzándose sobre el fondo contrario. Juan de Austria mandó a Cardona tapar el hueco mientras él, a la par, envolvía al adversario causando la derrota otomana. La Fe, representada en el Giraldillo, se rebautizó como la Victoria.

Todo lo contrario de la otra noche en el Sánchez Pizjuán, donde un Sevilla F.C. al que su presidente gusta adornar con detalles de los colores de España, fue incapaz de taponar brechas y sucumbió ante la escuadra turca, pletórica de fuerza. Nada de expiar la culpa con entrenamientos maratonianos: deberían ir todos, presididos por Del Nido, en procesión penitencial hasta los pies de la Giralda y después entrar en la Magdalena para que alguien, delante del cuadro de aquella batalla, les enseñara táctica. Ah, y tendrían que ir vestidos con un sambenito de color verde.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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