La Audiencia Nacional absolvió al etarra Arkaitz Agote, acusado de colocar una bomba en noviembre de 2005 en los Juzgados de Paz de Zarautz (Guipúzcoa). Según la documentación de la Guardia Civil correspondiente a la declaración del sospechoso, hubo "un larguísimo lapso de tiempo" (55 horas) en el que no se practicó ninguna diligencia que justificara la detención, "y, aún menos, de la situación de incomunicación".
En la sentencia, hecha pública ayer, la Sección Tercera de la Sala de lo Penal advirtió "dudas" de que la declaración en la que reconoció los hechos se realizara con "libertad y espontaneidad", por lo que la invalidó.
El tribunal, presidido por el juez Alfonso Guevara, recordó que, según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, una declaración policial ha de estar verificada por alguna prueba externa para que pueda ser validada por un tribunal, lo que no sucede aquí.
La resolución judicial recogió también que Agote presentó una denuncia por malos tratos que quedó archivada sin que se realizaran las pertinentes diligencias de investigación. La denuncia de Agote, que el tribunal consideró elaborada en términos "muy detallistas y corroborados por cuanto consta en el procedimiento", relataba que durante el tiempo en que se prolongó su detención la Guardia Civil le impidió dormir y le colocó una bolsa en la cabeza en cinco ocasiones, lo que le provocó síntomas de asfixia y dos pérdidas del conocimiento.
El tribunal afirmó que poco antes de las 23.00 del 2 de noviembre de 2005, una "persona cuya identidad no consta, pero próxima" a ETA, colocó en la puerta trasera del juzgado un artefacto explosivo, compuesto por 500 gramos de amonal y 85 de cloratita, y con un temporizador programado para la 01.26.
El artefacto, que llevaba adosado un cártel con la inscripción "peligro, bomba", no llegó a detonar ya que fue desactivado por la Policía Autónoma Vasca después de que un vecino localizara el explosivo cuando salió a pasear a su perro.
