Lina Quesada ha logrado coronar el Broad Peak.
Tras hacer cumbre en el Broad Peak, Lina Quesada se encuentra ya recuperándose en un hotel a los pies de la cordillera del Karakórum. El 24 de julio saldaba cuentas con una montaña que se le resistía. Superado el reto, quedaba el siempre peligroso y traicionero descenso, que se ponía más difícil por un inoportuno resfriado. La sevillana lo ha pasado mal en la montaña, pero se ha mostrado satisfecha por conseguir el objetivo: Cada reto conlleva muchos meses de entrenamiento y de esfuerzo. De ahí que el culminarlo positivamente, y sin lesiones, suponga una gran alegría y motivación para muchos proyectos.
Quesada, de 45 años, se recupera estos días de las secuelas que le dejó la ascensión. El clima es muy seco a 8.000 metros y, además, tuvimos que pasar tres noches a más de 7.000 metros en el campo. Es decir, tres días en las que nuestras vías respiratorias se han visto muy afectadas. Aún estamos tomando antibióticos, pero se curará. También yo he tenido problemas en el pie derecho, con tres dedos de momento insensibles por frío, pero también sanarán. Son las secuelas propias de este deporte, ha explicado.
La sevillana ha añadido que durante la subida las sensaciones han sido de toda la gama posible, desde admiración por la belleza de los paisajes, hasta terror al ver como caían piedras, cansancio, frío, temor, angustia a ocho mil metros y alegría, además de que ha resaltado que nunca les ha faltado una sonrisa.
Quesada junto a su compañera de expedición la malagueña Pilar Agudo, se han convertido en las primeras andaluzas en coronar el Broad Peak.
