Por José Serrano Rodríguez Kids (1995), primer largometraje del director norteamericano Larry Clark provoca tras su estreno un terremoto en la conservadora sociedad norteamericana pues en el mismo se narraba el deambular de un grupo de adolescentes de Nueva York consumiendo drogas y manteniendo relaciones sexuales libres de prejuicios. Rodada con una estética semidocumental la cinta contenía diálogos soeces y vulgares además de algunas secuencias de sexo explícito. Desde ese momento sus películas posteriores han seguido esa misma línea provocadora con obras como Ken Park (2002) o la más reciente Marfa Girl (2012) premiada ese mismo año como mejor película en el Festival de Roma. El cine de Clark se caracteriza por poseer ciertos elementos comunes fácilmente identificables; pensamos que no nos equivocamos si afirmamos que le gusta fijar su mirada en el mundo de la adolescencia y más concretamente en la fase de autoafirmación personal, la de la edad indefinida, esa fase en la que cada individuo toma conciencia de la realidad y de la forma que quiere vincularse con ella. En su caso, el o la adolescente no funciona aislada, su campo relacional además del que pueda mantener con su familia, si es que existe, se va a concentrar en formar parte de un grupo, una pertenencia necesaria que además debe de regirse por unas normas y un código de funcionamiento no escrito. Van a utilizar el deporte del skate como actividad para realizar en común, ellos generalmente como skaters y ellas como meras observadoras. Con The smell of us (2014), Clark se traslada a Paris y vuelve de nuevo a fijarse en un grupo de adolescentes que pasa la mayor parte del tiempo patinando, experimentando con todo tipo de drogas y manteniendo relaciones sexuales no sujetas a prejuicios. En Kids, este tipo de experiencias se nos mostraban de forma menos explícita y quedaban limitadas al propio grupo. En The smell of us el abanico de las posibilidades se abre gracias al uso de las nuevas tecnologías e internet y lo que vemos en la pantalla es más fuerte y salvaje. Lo que antes sólo podía ser contado y fotografiado en imágenes estáticas ahora puede ser fotografiado y grabado con la cámara de video. Ayer las relaciones se restringían a un circulo de primer grado hoy se abren hasta el grado enésimo, cualquier miembro del grupo es susceptible de experimentar fuera del mismo, es más, nacen nuevas formas para relacionarse. Las citas anónimas a través de internet aparecen como novedad y por lo tanto se marcan nuevos objetivos, al de experimentar se le añade el de obtener dinero rápido y fácil. Lo que antes quedaba restringido al ámbito de una comunidad hermética, casi cerrada, ahora se reordena dando como resultado una estructura nueva, diferente, más abierta y por lo tanto más compleja, una estructura que la podemos definir como la de la globalización y banalización del aburrimiento. No es casual que la película se localice en la ciudad de Paris. A Clark se le puede achacar que con esta película banaliza y generaliza en exceso el uso, el abuso de drogas y la realización de sexo indiscriminado por parte de sus criaturas. También se le puede recriminar cierta endeblez a la hora de plasmar sus argumentaciones, además de la poca entidad que en un principio pueden presentan sus jóvenes personajes; no es lo que pretende, no es lo que busca. Su discurso, vivo y nada complaciente de tono hiperrealista anima a que nos convirtamos en actores o actrices de su obra y que el juicio se realice a través de los principios morales y éticos de quien se acerque a examinarla.