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Lisboa alumbra el tratado de la Europa "moderna" del siglo XXI

Siete años de sombras en el seno de la UE se disiparon el jueves por una Europa "más moderna y eficaz". Lisboa se encargó de alumbrar el camino hacia un tratado que regirá los destinos de la UE en las próximas décadas.

el 14 sep 2009 / 21:27 h.

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Siete años de sombras en el seno de la UE se disiparon el jueves por una Europa "más moderna y eficaz". Lisboa se encargó de alumbrar el camino hacia un tratado que regirá los destinos de la UE en las próximas décadas. El texto suplirá a la fracasada Constitución y no será sometido a referéndum.

Los líderes de los Veintisiete firmaron el Tratado de reforma de la UE, que pretende mejorar el funcionamiento de sus instituciones y fortalecer la posición de Europa en un mundo globalizado. En el claustro del Monasterio de los Jerónimos y tras los acordes del Himno a la Alegría, los jefes de Estado y de Gobierno europeos, acompañados por sus ministros de Asuntos Exteriores, rubricaron con un bolígrafo de plata el tratado, el cuarto de que se dota la UE y al que se llega tras un largo y doloroso proceso de desencuentros.

La ceremonia tuvo la notable ausencia del primer ministro británico, Gordon Brown, que firmó el tratado más tarde después de incorporarse al almuerzo ofrecido por la Presidencia portuguesa en el Museo de Carruajes de Lisboa. Casualmente, Brown ha sido uno de los más reticentes con el nuevo documento, que no requerirá de someterlo a referéndum. Sólo será necesario ser aprobado en los parlamentos.

Futuro. "El proyecto europeo se legitima por sus resultados y sólo una Europa capaz de decidir será capaz de obtener resultados", dijo el primer ministro luso y presidente de turno de la UE, José Sócrates, que indicó que es un documento fundamental para el futuro de una UE más "moderna, eficaz y democrática".

En esa línea se pronunció el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pottering, que consideró el nuevo tratado el paso que la UE necesita para encarar con éxito el siglo XXI.

El tratado deberá pasar ahora la prueba de fuego en la que naufragó la Constitución europea, cuya redacción se encargó hace siete años, fue firmada en octubre de 2004 en Roma y luego no sobrevivió al rechazo en los referendos celebrados en 2005 en Francia y Holanda, pese a haber sido ratificada por 18 países, entre ellos España. El recuerdo de ese fracaso está presente al abordar el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, que se pretende que esté concluido a finales de 2008 para que entre en vigor en enero de 2009.

El miedo a otro bloqueo en la UE ha hecho que la gran mayoría de los socios comunitarios busquen ratificar el texto por tramite parlamentario, excepto Irlanda que, por ley, debe convocar referéndum. Dinamarca o Reino Unido descartaron en principio convocar una consulta popular pese a la presión ciudadana.

Ante esta incertidumbre, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, pidió en su discurso a los gobiernos de la UE que "hagan gala de la misma valentía política" que mostraron en la negociación para sacar adelante el proceso de ratificación.

"Europa tiene que hacer frente a muchos retos y nuestros ciudadanos quieren resultados", dijo Barroso, que considera que para hacer frente a los desafíos actuales y del futuro "es necesario que la Unión Europea tenga capacidad de decisión, y disponga de instrumentos para dar respuestas".

Después de la firma del trataron llegaron las celebraciones. Primero el descubrimiento de dos placas. Una, conmemorativa de la adhesión de Portugal a Europa, con Mario Soares como protagonista principal, ya que era primer ministro en la época. La otra en recuerdo a la firma del Tratado de Lisboa. Aquí, uno de los líderes europeos, no se sabe quién, bromeó señalando las placas y dijo "Brown firma aquí".

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