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Llegó el momento de Verónica Pérez

Susana Díaz cierra filas en torno a su amiga y parlamentaria, a la que le otorga las riendas de la renovación del PSOE de Sevilla.

el 25 nov 2013 / 00:00 h.

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15310962El PSOE de Sevilla asume su cambio de rumbo, mucho más relajado que el que aupó, hace más de 16 meses, a Susana Díaz, a ser la lideresa de los socialistas sevillanos. Su papel, al final, ha sido de transición. Un tiempo de costuras, de reconstruir a una agrupación desgajada por tanta lucha interna y que tenía que recuperar la unidad porque, después de todo, es la agrupación más poderosa del país. Con una nueva mayoría –e integradora–, la misión estaba cumplida. Sólo faltaba designar quién debería tomar el relevo y, sobre todo, que este no ocasionara más ruido del necesario en los pasillos de la sede socialista de Luis Montoto, más aún después del baño de masas vivido este fin de semana en el congreso regional, escenificando esa nueva mayoría del PSOE andaluz en torno a la figura de Díaz. Tocaba pues, ir eliminando fichas del tablero. Aunque se pregonaba que había entre ocho y diez aspirantes cualificados a sustituirla, por la mente de Susana Díaz pasaba tener resuelto esta incógnita cuanto antes.Un cierre de filas con un perfil que no diera lugar a fricciones y que, además, sea de su círculo de confianza. Y, después de semanas cociéndose en los despachos –y en la prensa–, se selló en Granada:Verónica Pérez, parlamentaria andaluza e inseparable compañera de viaje de Díaz en su ascenso orgánico, será la futura secretaria general del PSOEde Sevilla. Una opción que se terminó de confirmar en el momento en el que su nombre no aparecía en la Ejecutiva regional, en la que ocupaba la Secretaría de Política Institucional. Con ella, se cumplen dos de las tres variables que se exigían:juventud y renovación. Sólo reunía el hándicap de no tener tantas tablas en el terreno orgánico y más en una agrupación que históricamente no se caracteriza por ser una balsa de aceite. Ese vacío lo suplirá Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación y también del PSOE de Sevilla, que de nociones de las entrañas del partido anda sobrado. No en vano, fue determinante a la hora de desnivelar la balanza a favor de Susana Díaz en el pulso que mantuvieron oficialistas y críticos hace casi año y medio. Tal confianza tenía en su cuota de poder que, al menos de puertas para adentro, mantenía su anhelo de tomar las riendas del partido. No en vano, la noche del sábado se escenificó el pulso entre ambos aspirantes. Villalobos ya avisó de que si el partido le pedía dar el paso atrás lo haría y así fue. Pesó más su edad (62 años) y las exigencias de un cambio generacional por parte de un sector amplio del partido. Con esos condicionantes, decidió sacrificar sus aspiraciones, aunque seguirá en primera fila, ya que mantendría la Presidencia de los socialistas sevillanos, cargo que orgánicamente siempre ha sido simbólico pero que en este caso en particular no lo es, más si cabe con el tirón que tiene con cierto núcleo de los municipalistas. Además, se guarda la posibilidad –de momento, pactada– de continuar al frente de la Diputación de Sevilla si el PSOE revalida su victoria en la provincia en las elecciones de 2015. Este proceso se ha enhebrado para allanar el camino de Verónica Pérez. Había otros candidatos, pero han sido encomendados a asumir otros roles. Javier Fernández, delegado del Gobierno de la Junta en Sevilla y cercano a Susana Díaz, ya se descartó hace semanas conocedor de que su papel es más de gesto. El parlamentario Carmelo Gómez era otra figura con posibilidades. Con poder y peso en la capital. Su salida ha sido un salto hacia arriba: ocupar la Secretaría de Formación y Nuevos Afiliados del PSOE andaluz, lo que le impide seguir como el número dos de los socialistas sevillanos. Con su marcha se barrunta un cambio en el organigrama y, al igual que ha ocurrido en el PSOE regional, eliminar las vicesecretarías. Lo que no variará en la Ejecutiva provincial será el carácter municipalista. En la lista de elegidos de Susana Díaz figuraban más de una veintena de alcaldes. En el cambio de fichas, sí que se pueden detectar ciertos guiños a la integración, como el reparto de cierta porción de poder a la agrupación de La Rinconada, una de las más representativas de la provincia que se quedó fuera por formar parte del sector crítico. Más claro parece que esta vez habrá un hueco en la Ejecutiva provincial para el portavoz local socialista, Juan Espadas. Necesita peso orgánico para ganarse a la militancia. Y eso pasa por tener un cargo relevante en el equipo que confeccione Verónica Pérez, que lo fije como el líder del PSOE en la capital y un rival claro para hacer frente en las urnas al PP de Juan Ignacio Zoido. Así, de paso, se eliminan figuras de reciente creación, como la de coordinador de agrupaciones de la capital, que tuvieron un resultado discreto. Las incógnitas se irán desvelando y, entre ellas, está si continuará como secretario de Organización José Muñoz. No hay voces en contra a su continuidad, sobre todo porque ha ejercido la labor de mediador en asuntos espinosos como la moción de censura que sufrió José Vicente Franco en Coria del Río o la marcha de concejales en Alcalá de Guadaíra, que dejaron a AntonioGutiérrez Limones en minoría. Con toda esta hoja de ruta, todavía hay quien se pregunta si se animará el sector crítico a presentar un candidato que le eche el pulso a Verónica Pérez. No parece que se vaya a dar esta posibilidad. Los críticos saben que el mapa ha variado, con el cambio de bando de varios líderes socialistas en la provincia.Su fortaleza se ha quedado limitada en la capital y eso, de momento, no es suficiente para echar el pulso a una candidata que goza de prácticamente todo el respaldo.

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