Hace unos días, José Luis Temes (Madrid, 1956) ofrecía en la Fundación Cajasol un concierto al frente del Grupo Enigma en el marco del Festival Encuentros Sonoros que organiza el conjunto local Taller Sonoro. Siempre de puntillas, sin afán de protagonismo, este titán de la batuta -nombre esencial ya en la historia de la música española- volvió a dejar buena muestra de por qué es uno de los grandes maestros del país. Ahora sabemos además, que cultiva la literatura con idéntica pasión.
-Vino a Sevilla a hacer música contemporánea. Pero no le gusta que le asocien casi exclusivamente con ella...
-Lo que no me gusta es que me llamen defensor, adalid... esa especie de militancia política no va conmigo en absoluto. Es un repertorio que sé hacer y que me gusta. Esta profesión tiene tres patas: el gran repertorio histórico, el patrimonio musical propio de cada país y la música nueva.
-De acuerdo, pero sin usted la música española de nuestro tiempo habría estado bastante más huérfana...
-Gracias. Nunca he jugado en Primera División, soy un Segunda B, pero llevo tantos años en esta liga, con más de 100 discos grabados y 340 estrenos, que me siento muy cómodo y satisfecho. Lamento no haber llegado a la primera división, mi carrera ha sido mucho más limitada.¡Qué le vamos a hacer!
-Ha rescatado a muchos compositores del olvido, entre ellos algunos con raigambre andaluza como Ramón Garay y José Muñoz Molleda. ¿De qué hallazgo se enorgullece más?
-De muchos. Pero me siento especialmente feliz por haber recuperado a Miguel Marqués (1843-1918), fue un maestro del romanticismo español que ha caído en un olvido absoluto. Hace unos dos años grabé sus Sinfonías con la Orquesta de Málaga. Lamentablemente aún no están editadas por falta de dinero.
-Sin aspavientos ni excesiva rigidez, cuando usted sube al podio el público ve la música de una forma muy plástica contemplando sus manos. ¿Es algo premeditado?
-Al oyente la partitura que tenemos delante le importa un pimiento. Desde el momento que marcas la anacrusa inicial tienes que transmitir música, no un jeroglífico. Una vez un célebre director me dijo: "En los ensayos brocha fina, en los conciertos, brocha gorda". Hay que comunicar la música al público, por supuesto.
-Hace dos años publicó Tres cuentos para Ita, ahora acaba de editar Al pisar tu jardín (Línea). ¿Qué son para usted?
-No sé si estos libros valen algo. Pero Al pisar tu jardín es mi testamento. Quien quiera saber algo de este señor bajito aquí me tienen. Sonará paradójico, pero tras 36 años dirigiendo música, todo lo que soy está en ese libro.
-¿Qué es el "amor blanco" que defiende en el libro y del que tanto le gusta hablar?
-Me encanta hablar de amores al margen y que no colisionan con la pareja. Por pedir un poquito de libertad muchos enamorados que se quieren se divorcian. Lo que yo intento decir es que amar a tu pareja no significa no poder besar jamás otros labios. Es antinatural. No se trata de tolerar un "pecadillo", si no de vivir el amor y el sexo de una forma más plena y cómplice para ambos.
