No habla el párroco de Santa Catalina, que está muy disgustado con todo esto de dar con un "prohombre" que abra puertas y afloje bolsillos para salvar el templo, pero sí uno de sus más estrechos y hasta ahora callados colaboradores, Leonardo Olivares: "Lo que no ha habido es voluntad".
A juicio de Olivares, no ha habido voluntad hasta ahora. El punto de inflexión, dice, lo marcó hace unos días el nuevo delegado de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, hermano además de la corporación que tiene su sede en Santa Catalina (La Exaltación).
Celis, en su primera declaración pública, dejó clara su voluntad política de tirar del carro dando ejemplo, y ahí están listos los euros de Urbanismo para poder arrancar las obras (poco más de los mismos que desde que Rafael Carmona, del PA, era delegado del ramo no se pudieron invertir porque ninguna administración, y menos la Iglesia, daba el paso). Siendo cierto que Celis ha dado un golpe de mano, no lo es menos que Iglesia y Junta también estaban ya alejadas de tantos titubeos, los mismos que les han llevado a marear la perdiz casi desde que cerró el templo hace cuatro años por riesgo de desprendimientos.
Es por esto último por lo que Olivares sentencia que "las instituciones han perdido demasiado el tiempo", al tiempo que no entiende por qué "demandan Junta y Ayuntamiento un prohombre cuando lo que hace falta, si se apura, es un buen gestor, no un relaciones públicas, puesto que no hay otro mejor que el propio cardenal". Esta reflexión le lleva a pensar que lo del prohombre "es una burda excusa que no hace sino esconder una falta de voluntad institucional que ha lastrado la rehabilitación todo este tiempo".
