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'Lo firmé todo porque estaba en turco'

El general de Sanidad Vicente Navarro, principal acusado por los errores en las identificaciones de los cadáveres tras el accidente del Yak-42, admitió ante la Audiencia Nacional que hubo errores en la entrega de los cadáveres y que firmó documentos en turco sin saber lo que firmaba.

el 16 sep 2009 / 00:24 h.

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El general de Sanidad Vicente Navarro, principal acusado por los errores en las identificaciones de los cadáveres tras el accidente del Yak-42, admitió ante la Audiencia Nacional que hubo errores en la entrega de los cadáveres y que firmó documentos en turco sin saber lo que firmaba.

Navarro, para quien el fiscal pide cinco años de cárcel y otros tantos de inhabilitación, fue el primero en sentarse ante el banquillo de la Audiencia en la vista que juzga a los tres altos mandos militares acusados de identificar erróneamente 30 de los 62 cadáveres de los militares que fallecieron en el accidente del avión Yak-42 ocurrido en Trebisonda (Turquía) el 26 de mayo de 2003.

El general, que contestó a las preguntas del fiscal y las acusaciones particulares ejercidas por los familiares de las víctimas durante dos horas, atribuyó a las autoridades y forenses turcos problemas con la gestión de los cadáveres. También detalló que los militares españoles nunca tuvieron acceso a las cámaras mortuorias, que no pudieron tomar muestras de los restos y carecieron de un intérprete en todo el proceso. "No nos queremos quitar de encima la responsabilidad. Llevo seis años preguntándome qué ocurrió [...]. Había tres listas y pude haber bailado números", según admitió Navarro, quien no obstante insistió en que también pudieron cometerse errores en los trasvases de bolsas con restos. En este sentido destacó que "no hay ningún general infalible y sabiéndolo todo" y añadió: "Me puedo equivocar como cualquier ser humano. Los generales también se equivocan".

Navarro relató que al llegar al mortuorio se encontró con tres cámaras frigoríficas "sin condiciones", en las que se encontraban "pilas de cadáveres, muchos de ellos en mal estado", lo que presentaba "un escenario dramático". En este proceso, continuó Navarro, no se contó con ningún intérprete y los restos eran "manipulados" por el personal turco, que los trasladaba varias veces de las cámaras a las mesas. Sus trabajos concluyeron a las 10.00 de la noche del día 27 de mayo, hora en la que estaban listos los aviones Hércules que iban a repatriar a España a los militares.

En ese momento firmó el acta, escrita en turco, que dos meses después llegó a sus manos y en el que se decía que la delegación española se llevaba los cadáveres sin identificar. "Si esto lo hubiéramos sabido, no lo hubiera firmado", aseguró ayer Navarro. El general médico también afirmó que su misión concluyó al llegar a la base de Torrejón (Madrid) el 28 de mayo a mediodía, donde dio novedades a Trillo, antes de celebrarse el acto de recepción oficial de los féretros.

El segundo en declarar fue el comandante médico José Ramírez, que afirmó ayer que su trabajo se limitó a anotar las lesiones de los cadáveres y destacó que el general Vicente Navarro les dijo: "Ya están identificados. Nos volvemos a casa". Ante las preguntas del teniente fiscal, Fernando Burgos, el comandante detalló que observó que las bolsas con los restos se llegaron a romper y que no se sacaron muestras porque no era el objetivo de su misión y porque nadie se lo pidió.

De la misma manera, reconoció que sólo Navarro tenía fichas y fotos de los fallecidos y confesó que el general les dio un listado manuscrito donde se decía que estaban identificados los 62 cadáveres. Tras señalar que desconoce cómo se hicieron las identificaciones, subrayó: "Me dijeron que estaban identificados y no tenía por qué dudar". Ramírez, para quien el fiscal pide cuatro años y medio de cárcel e inhabilitación, insistió en que sus informes se limitaron a anotar quemaduras, amputaciones, estallidos, uniformes y objetos. El tercero de los acusados, el capitán médico Miguel Sáez, para el que el fiscal pide cuatro años y medio de cárcel, declaró en la misma línea y eludió responsabilidad.

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