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Lo nuevo, lo viejo y Goitia

El Betis hizo medio partido primoroso en Córdoba y otro medio demasiado parecido a lo que obligó al club a destituir a Antonio Tapia. Goitia salvó el debut de Víctor Fernández.

el 31 ene 2010 / 19:50 h.

Así empezó y así acabó el Betis en Córdoba.
El nuevo Betis de Víctor, el viejo Betis de Tapia y el Betis de Goitia lograron tres puntos que son pura vida para dos de ellos (al ex técnico, por desgracia para él, de nada le valen ya). En realidad Betis no hay más que uno, pero en Córdoba ofreció un sinfín de caras. La mejor, la más brillante, duró casi todo el primer tiempo. Si Víctor quería ilusionar a su decaída afición con una puesta en escena atrevida, poderosa y efectiva, lo consiguió. Durante medio partido, el Betis dominó a su rival, presionó arriba, trianguló y trianguló, movió el balón a una velocidad desconocida y fue vertical. Jonathan Pereira, Capi, Emana y Sergio García permutaron sus posiciones sin respiro y tanta movilidad, tanta precisión y tanto primer toque volvieron loco al Córdoba, que corrió tras la pelota como quien persigue una sombra. Semejante despliegue, sin embargo, encerraba una trampa: el físico. El ritmo había sido mortal y por fuerza debían notarlo sus protagonistas, sobre todo si Capi viene de un mes de baja, Arzu de dos semanas sin jugar, Emana de un mes fuera de Sevilla, Pereira de no tener minutos en el Villarreal... Al fallar los pulmones y algunas piernas, el balón dejó de ser suyo, como solía ocurrir con Tapia, y el Betis se quedó en inferioridad, como también solía ocurrir con Tapia. Y entonces surgió Goitia.

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