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«Lo que Sevilla ganará con Metropol Parasol supera a lo que ha gastado»

El autor de las setas de la Encarnación defiende su proyecto y lo considera «un desafío» para la sociedad del siglo XXI. «El mundo entero está pendiente de la Encarnación», dice

el 26 mar 2011 / 20:12 h.

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Jürgen Mayer el viernes por la noche en Metropol Parasol, a cuya inauguración asistirá esta tarde.

-¿Está satisfecho con el resultado final del proyecto?
-Sí, mucho. Y lo que más me ha gustado tras el fin de la obra ha sido la euforia de las personas.


-Pero eso es porque se retrasó mucho y atravesó sus crisis.
-El proyecto es muy complicado, y demuestra que es un desafío para la sociedad del siglo XXI, uno de los proyectos más importantes de la arquitectura actual. El mundo entero está pendiente de la Encarnación. Se agarra al pasado con la digitalización y las novedades tecnológicas que lo hacen posible. La relación que tuvo Sevilla con Europa, para la que fue un motor, ahora se intenta recuperar con Metropol Parasol. Y hay tres factores que vienen juntos: la belleza de la ciudad, la belleza de las personas de Sevilla y del Metropol Parasol.


-¿Hubo algún momento en el que pensó que no se construiría?
-Nunca tuve ese sentimiento, porque el aura del proyecto es tan grande que sobrevivió a todas las crisis, aunque hubo momentos más bajos, casi todos, creo, de carácter político. Nunca tuve dudas, pero soy consciente de que tuve el apoyo y la valentía de una sociedad representada por el alcalde, Sánchez Monteseirín. No obstante, ahora sí me asombro de que se haya podido realizar.


-¿Qué porcentaje se ha cumplido de su proyecto original?
-El 110%


-Pero no se podrá pasear por la pasarela sobre Imagen.
-No es significativo.


-Algunos arquitectos opinan que las setas están fuera de escala, ¿qué opina?
-No lo creo, al revés. Podría ser un poco más alto o más grande. Necesita su tamaño para ser considerado y para arrojar sombra a toda la plaza, que era el objetivo primordial. Yo lo defino como una catedral abierta, democratizada, donde se encuentre la gente. De ahí los espacios abovedados como las catedrales. Se inspira en las estructuras de la Catedral de Sevilla. También los árboles del Cristo de Burgos son impresionantes.


-¿Cómo es su relación con el Ayuntamiento y con Sacyr?
-La ciudad fue la que autorizó la construcción. Sacyr es el cliente, por eso mi papel ha sido el de creador y, a la vez , de moderador. Estoy muy orgulloso con la ciudad porque ha conseguido construirlo. Y creo que en ninguna ciudad de Alemania se hubiera hecho.


-¿Por qué?
-Por el sol (entre risas). La mayoría de las ciudades históricas alemanes están destruidas, así que lo que se hacen son reconstrucciones. Aquí se ha conservado mucho, así que la ciudad intenta impulsarse con proyectos como éste.


-¿Cómo es su relación con Sacyr y el Ayuntamiento?
-(Risas). Mejor que me lo pregunte cuando todo termine. Ha sido una interesante experiencia.


-El presupuesto se duplicó...
-El proyecto tenía mucho riesgo por la innovación y de eso éramos conscientes todos desde el principio. No sólo fue la madera lo que lo encareció, sino otros factores como la arqueología, el entorno, la subida de precios de los materiales... El proyecto tiene siete años y los costes han encarecido.


-¿Y no es excesivo? ¿Se hubiera hecho ahora con la crisis?
-Lo que Sevilla ganará con Metropol Parasol en relación al turismo, a su imagen, a la atracción de otras industrias... supera a lo que se ha gastado.


-¿Con la recesión la arquitectura será ahora más modesta, más racional?
-Sevilla tiene que estar muy contenta por tener el Metropol en un momento donde esta arquitectura es más difícil. No es imposible, pero difícil. Suele estar patrocinada por bancos o grandes empresas que quieren dar una imagen de modernidad, no tanto por administraciones públicas.


-¿Teme que tras las elecciones y el fin de la obra le pueden pedir responsabilidades por el retraso o el dinero extra?
-No. Yo no conozco el contrato de Sacyr, pero la empresa es la contratista. ¿Se imagina que lo puedan destruir? El partido político que venga demasiado tiene con mirar hacia adelante como para entretenerse con lo que ya se hizo en el pasado.


-¿Cree que con el tiempo será mejor entendido?
-Sí. Desde que se quitaron los andamios las sensaciones y los comentarios son otros. Cuando se olvide el largo proceso y se integre más en la vida cotidiana seguro que cambia la opinión.


-¿Seguirá viniendo a Sevilla?
-Claro, hasta el final de mi vida (entre risas). Me mudaré aquí, pero cuando los sevillanos me quieran.

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