Si dentro de quince días van a ver nazarenos, costaleros y acólitos a puntapala, esos mismos están ya en las casas de hermandad para sacar la papeleta de sitio. Tal documentito es imprescindible y fundamental no sólo para poder salir, sino para que, dentro del plazo que para eso menester se da, el secretario y el mayordomo puedan ubicar a los nazarenos de conformidad con la antigüedad de cada uno, y así todo cuadre.
Ahora viene la guasa: el nazareno hermano antiguo, ¿qué solicita? Pues está muy claro: lo más pegado al paso que su número le permita, es decir, maniguetas (ir tocando literalmente el paso), bocinas (detrás de los ciriales), presidencia (que generalmente no se elige porque es para la junta), antepresidencia (ésa sí, ésa es para los que se le deben favores, pagan bastante o invitados de seudopostín, los de postín van en la presidencia) y así sucesivamente hasta las varas en el Senatus (SPQR).
A lo que voy, hay un tipo de hermano incómodo impertinente y problemático que suele ser conocido, desahogado y no muy antiguo, que como no tiene número para trincar lo antes referido, pero sí lo tiene para aspirar a algo más que a un mero cirio, en el reparto de papeletas se suele dejar caer con la célebre frasecita de "vengo a sacar lo que ustedes me den", o dicho más pedante, "estoy a disposición del diputado mayor de gobierno", y todo ello con la intención de ver si cae, si no un birlochi, sí al menos que un diputado, enlace, auxiliar del fiscal o algo por el estilo se ponga malo o falte y el susodicho lo herede.
Hay que acabar con los desahogados ésos cuando un (o una) nota diga la muy cretina frase, ya saben: "Cirio segundo, tramo de Cristo y a callar".
