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Lo típico está de moda

Aunque cueste creerlo, lo de renovarse o morir también ha calado entre los que se dedican al negocio del souvenir. Pero por mucho que las tiendas de Sevilla -que no son pocas- se quiebren la cabeza para innovar y ofrecer al turista -guiri o patrio- productos nuevos y diferentes, lo cierto es que los tópicos más típicos siguen estando de moda. Foto: Paco Cazalla.

el 15 sep 2009 / 19:41 h.

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Aunque cueste creerlo, lo de renovarse o morir también ha calado entre los que se dedican al negocio del souvenir. Pero por mucho que las tiendas de Sevilla -que no son pocas- se quiebren la cabeza para innovar y ofrecer al turista -guiri o patrio- productos nuevos y diferentes, lo cierto es que los tópicos más típicos siguen estando de moda.

Si no, que se lo digan a Sandra Rodríguez, que ya se dedicaba a esto hace diez años y asegura que "cualquier cosa con la imagen de la Giralda o la bota y los vasitos para el vino" se siguen vendiendo como churros. Igual de rentable es cualquier artículo relacionado con la Semana Santa, los toros o el flamenco, que para eso son "muy de aquí".

Y es que, por más que la ciudad se esfuerce por reinventarse, el que visita Sevilla quiere llevarse a su casa lo más castizo -aunque esté fabricado en China, es lo que tiene la globalización-. Pero no crea que es tan sencillo dedicarse a esto, que cada turista es de su padre y de su madre -o de su tierra- y según de donde venga tiene sus preferencias.

Los que saben de esto dicen que los japoneses y los chinos "se lo llevan todo" mientras que los que vienen se países árabes pierden pie con las cerámicas -por eso de la nostalgia-. Los españoles tiran de camisetas con lema y los europeos no se complican la vida y recurren a los clásicos: taza, abanico o postal ataviada con torero o flamenca.

También hay diferencias a la hora de aflojar la cartera y de entenderse con el cliente, "que en inglés nos defendemos pero lo del ruso es más complicado", cuenta uno de los dependientes. Los orientales "pueden dejarse más de 100 euros en un rato" mientras que los que vienen de Sudamérica "pueden estar horas mirando y al final llevarse un lápiz".

Con esto del turismo, en muchas casas de Tokio no sólo luce una muñeca vestida de flamenca sobre la televisión sino que también se desayunan tortas de Espartinas o se cocina con aceite de Osuna. "Lo que más piden es vino o dulces de los conventos", cuenta Isabel Orgaz, que trabaja en una tienda de alimentación junto a la Catedral. Con tópicos o sin ellos, Sevilla sigue gustando y eso, con los tiempos que corren, que no cambie.

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