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Lobo pone fin al encierro de Zelaya en su estreno como presidente de Honduras

Lobo, de 62 años y líder del Partido Nacional, tomó posesión como presidente hondureño para el mandato 2010-2014 en una larga ceremonia que se celebró en el Estadio Nacional de Tegucigalpa y que estuvo casi huérfana de presencia internacional.

el 28 ene 2010 / 07:18 h.

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El presidente hondureño, Porfirio Lobo, saluda junto al ministro de Defensa y al general Romeo Vázquez.

El nuevo presidente de Honduras, Porfirio Lobo, se estrenó hoy en el cargo permitiendo la salida hacia República Dominicana del derrocado Manuel Zelaya, que pasó más de cuatro meses encerrado en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.

Lobo, de 62 años y líder del Partido Nacional, tomó posesión como presidente hondureño para el mandato 2010-2014 en una larga ceremonia que se celebró en el Estadio Nacional de Tegucigalpa y que estuvo casi huérfana de presencia internacional.

Al acto sólo asistieron los presidentes de Panamá, Ricardo Martinelli; República Dominicana, Leonel Fernández, y Taiwán, Ma Ying-jeou, y delegaciones de alrededor de una veintena de países, entre ellos el vicepresidente de Colombia, Francisco Santos.

En su discurso, Lobo abordó como un asunto prácticamente superado la crisis política causada por el golpe de Estado contra Zelaya el 28 de junio, y agradeció a la comunidad internacional sus gestiones para recuperar la normalidad en el país.

"Acabamos de salir de la peor crisis política de nuestra historia democrática, pero (...) hemos logrado evitar todos los grandes peligros que afrontaba nuestra nación", dijo Lobo.

Aseguró que desea "una necesaria e indispensable reconciliación con la comunidad internacional", que en su mayor parte rechaza su triunfo por entender que las elecciones se desarrollaron en un marco de ruptura constitucional tras el derrocamiento de Zelaya.

El primer acto de Lobo como presidente fue sancionar el decreto aprobado el martes por el Congreso Nacional para otorgar amnistía política a los involucrados en la crisis causada por el golpe de Estado.

La amnistía para los delitos políticos y comunes conexos responde al "principio de la reconciliación" y es "el perdón del Estado para perdonarnos todos", subrayó.

Al término del discurso, Lobo pasó revista a las tropas de las Fuerzas Armadas en un jeep, acompañado por el ministro de Defensa del Gobierno de facto de Roberto Micheletti y viceministro de Zelaya, Adolfo Sevilla, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Romeo Vásquez, sobreseído el martes por la expulsión del derrocado presidente del país.

Pasada la ceremonia, el nuevo gobernante firmó el salvoconducto que había prometido otorgar a Zelaya, según un acuerdo que alcanzó con Fernández la semana pasada en Santo Domingo, para que viajara como huésped distinguido al país caribeño.

Lobo acompañó a Fernández hasta la Embajada de Brasil para luego llevar a Zelaya a la Base Aérea Hernán Acosta Mejía, en cuyos alrededores se reunieron miles de seguidores del depuesto ex presidente para despedirlo entre vítores, aplausos y lágrimas.

En el avión de Fernández, Zelaya viajó con su esposa, Xiomara Castro; su hija Hortensia, y el asesor Rasel Tomé, quien dijo a Efe que su "regreso y el del presidente Zelaya será pronto".

Lobo declaró a periodistas que está "muy satisfecho" y convencido de que ha cumplido al permitir la salida del país de Zelaya.

"Esto fortalece la posibilidad para nosotros los hondureños de que normalicemos la relación con todos los países", agregó al señalar que el mantener encerrado a un presidente en una Embajada era "una señal muy negativa para la imagen de Honduras".

El secretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental de EE.UU., Arturo Valenzuela, se congratuló en Tegucigalpa, donde representó a su país en la investidura de Lobo, por "cómo Honduras vuelve a un proceso democrático" y dijo que su país trabajará con otros para que la nación centroamericana "pueda volver al seno de la Organización de Estados Americanos".

Por su parte, Brasil y Chile ratificaron su postura de no reconocer la legitimidad del Gobierno de Lobo, aunque con matices.

El canciller brasileño, Celso Amorim, condicionó ese reconocimiento al modo en que "Zelaya y las corrientes que representa son tratadas en el futuro", mientras que su homólogo chileno, Mariano Fernández, exigió que se den "pasos en el sentido de regularizar la democracia de Honduras e institucionalizarla".

Poco antes de la investidura de Lobo, Micheletti reapareció en público al asistir a una misa con funcionarios de su Gobierno, políticos y empresarios, tras abandonar la Casa Presidencial hace una semana.

"Hemos logrado culminar con éxito nuestro Gobierno", dijo en su último mensaje Micheletti, quien se negó a renunciar a la Presidencia y nunca fue reconocido por la comunidad internacional.

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