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Localizados los españoles desaparecidos en Sumatra

el 03 oct 2009 / 15:55 h.

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Imagen cedida por la familia de Ana Pelegrín y Ricardo Gil, ambos de 45 años.
La pareja española, formada por un almeriense y una murciana, que fue dada por desaparecida por su familia en la zona de la isla indonesia de Sumatra devastada por el terremoto de la semana pasada, fue localizada hoy por Efe y se encuentra bien.

Ana Pelegrín Sánchez y Ricardo Gil Vivas-Pérez están en la isla de Siberut, del archipiélago de las Mentawai, frente a la costa oeste de Sumatra, y donde el seísmo causó daños materiales menores.

Ricardo relató que estaban incomunicados en la isla, dado que el servicio de ferry con la ciudad de Padang, la más destruida por el seísmo, ha sido interrumpido y el sistema de telefonía móvil se averió a raíz de la sacudida.

"Por favor avisen a nuestra familia que estamos bien", dijo Ricardo en conversación con Efe por medio de un teléfono satélite.

Ricardo explicó que él y Ana se encuentran alojados en una casa de la representación de la UNESCO en Siberut, donde les dan de comer, y  precisó que si el próximo martes se reanuda el servicio de transporte marítimo, se trasladarán a Padang.

Ana Pelegrín, murciana de 45 años, y su marido, Ricardo Gil, de la misma edad y natural de Almería, estaban desaparecidos desde el seísmo de 7,6 grados en la escala Richter registrado en la costa oeste de Sumatra, el pasado 30 de septiembre, ciudad donde ambos estaban de vacaciones.

La familia de Ana no sabía nada de ellos desde el 29 de septiembre, fecha en la que la mujer les envió un correo electrónico informándoles de que al día siguiente, cuando tuvo lugar el seísmo, iban a desplazarse en barco a las islas Mentawi, situadas a unos 170 kilómetros de Padang.

Entre 3.000 y 4.000 personas continúan hoy atrapadas o enterradas entre las ruinas de Padang, la tercera ciudad más grande de la provincia de Sumatra Occidental y al menos 20.000 edificios se han hundido o se encuentran dañados.

El 70 por ciento de las viviendas particulares de Padang -casas que se derrumbaron por completo o han perdido el tejado o la fachada- permanecen totalmente desatendidas, a pesar de que bajo sus escombros hay cadáveres.

Padang y sus alrededores siguen sin fluido eléctrico y las comunicaciones telefónicas son difíciles, los hospitales están saturados y los precios de los bienes básicos que empiezan a escasear, como el agua potable y la gasolina, se están disparando. 

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