P. Elías / L. A. Lastra
El tiempo dirá si el Betis cambia de manos después de dieciséis años en las mismas, las de Manuel Ruiz de Lopera, pero el máximo accionista anunció ayer que cuatro personas ya le han dejado una señal de 10 millones de euros y que en octubre pagarán el resto y herederán el club. La sociedad, aún no constituida, se llama Bsport.
Los acontecimientos se precipitaron en la madrugada del martes al miércoles. Después de una jornada maratoniana de reuniones, a las 00.30 de la noche salieron por la puerta de las oficinas de Lopera los representantes del llamado grupo B, que no hicieron declaraciones, pero a continuación apareció el director de comunicación del club y dio la noticia: los empresarios, reunidos en una sociedad llamada Bsport, habían pagado 10 millones de euros a modo de señal por las acciones de Farusa (el 53% del capital social del Betis), cuya compra rematarán en la primera semana de octubre, en concreto el día 4. Según fuentes próximas a la entidad verdiblanca, en ese momento desembolsarán unos 60 millones, así que la cantidad total es de 70 millones, veinte más de los que ofrecía Luis Castel.
La historia, llevada con no poco misterio, arrojó un poco de luz ayer por la tarde, cuando uno de los miembros de Bsport intervino en la radio del club y esbozó algunos detalles, empezando por los nombres de los compradores. Quien habló fue Juan de Dios Donaire Valenzuela, abogado y gestor inmobiliario, a quien acompañan Francisco Sánchez Quintana, promotor inmobiliario y director de la empresa de transportes Linesur en Sevilla; Pedro Muñoz Díaz, promotor inmobiliario; y Mariano Fernández Fernández, un anticuario ya jubilado que "ha acumulado un gran patrimonio personal". Por cierto, Sánchez Quintana interviene a título personal, ya que Linesur "no tiene absolutamente nada que ver" en esta operación, según Donaire, y será el futuro presidente si la compra se cierra.
La operación, en todo caso, se antoja extraña como mínimo. Extraña porque Bsport ni siquiera está inscrita en el Registro Mercantil (tienen previsto hacerlo en las próximas horas o días) y ya dejaba la nada despreciable cantidad de 10 millones en poder de Lopera. Extraña también porque ninguno de sus cuatro miembros es especialmente conocido en la sociedad cordobesa, de donde son todos. Y extraña, entre otras cosas, porque según las fuentes consultadas no parece que tengan la liquidez necesaria para afrontar una compra de esta envergadura; Sánchez Quintana, por ejemplo, no dispondrá del sólido respaldo de la empresa que fundó su padre, sino que participa él solo. Como anécdota, Mariano Fernández es dueño de un restaurante y tuvo un hijo torero, Cayetano de Julia.
"Tenemos un fuerte patrimonio", aseguró sin embargo el portavoz de Bsport, que aseguró que todos son béticos y adelantó algunas líneas básicas de su proyecto, que pasa por modernizar el club. "Una de nuestras prioridades es terminar el estadio", avanzó Donaire, que también reconoció que su idea es que Lopera continúe. En concreto le han ofrecido el puesto de consejero delegado adjunto a la presidencia, con voz pero sin voto. "Conoce todos los entresijos del club y nos tiene que enseñar cuáles son. Ha demostrado que es un gran gestor, tiene una empresa saneada y que funciona muy bien, aunque tenga un carácter agrio para muchas personas. Una vez auditadas las cuentas del club, vemos que es una persona válida que no podemos perder de vista", explicó.
Donaire también adelantó que otro de los objetivos de Bsport es "hacer que el Betis sea algo más que un club". En otras palabras, quien implantar "un estilo de vida" para el socio, al que ofrecerán "más espectáculos y entretenimientos" aparte del fútbol. "Somos gente seria que queremos hacer un gran club y llevar al Betis a lo más alto", apostilló.
La sorpresa de Castel
Como Lopera ha aceptado esta oferta, las otras dos quedan descartadas. Nada se sabe del grupo inglés que contactó con Luis Vianna, pero otro Luis, Castel, estaba ayer "bastante sorprendido". "Teníamos todo preparado para firmar hoy -por ayer-", desveló el empresario carmonense a este periódico. Y es verdad: Castel y sus asesores iban a reunirse por la mañana con Luis Salcedo, abogado de Lopera, para finiquitar la operación, pero recibieron una llamada en la que se les comunicaba lo que había ocurrido por la noche. Y lo que es más raro: a pesar de todo, se les ofreció la posibilidad de contraofertar, algo a lo que Castel se negó.
