Julio de 2008: durante la pretemporada se reclamó hasta la saciedad que el equipo estaba descompensado en la media y que necesitaba como el comer un delantero centro y un extremo con desborde, cuestiones que, elevadas al rango de máxima prioridad, fueron resueltas por Lopera.
Marzo de 2009: el equipo sigue con la misma apariencia gris, a pesar de los fichajes, sin desplegar el presumible potencial que se intuía y con una manifiesta incapacidad para encontrarse a sí mismo salvo en contadas ocasiones (léase el derbi). Poner los mimbres para la confección de un equipo con garantías es la principal obligación del Consejo. Lo que ya no puede hacer es meter la pelotita. En su momento, el consejero delegado atendió los requerimientos del entrenador. Es bueno recordar que fue así y que reconozcamos el cumplimiento de los compromisos por parte de Lopera, ahora que vienen los nervios y las incertidumbres. Por ello, quien tiene ahora la obligación de responder es el entrenador. Chaparro, al que no le asusta la presión según sus palabras, tiene el ineludible deber de hacer carburar al equipo. Tal y como está la grada, es previsible que todas las miradas se centren en el del Fontanal cuando salgan a relucir las prisas y urgencias, pero no pidamos que se tomen decisiones sin meditarlas debidamente.
P.S.: Pepe Elías nos recuerda que el Betis llegó a descender con 42 puntos en una temporada en la que a estas alturas se tenían 33.
