Casi mil personas presenciaron en el edificio del Parlamento vasco la investidura del primer lehendakari democrático no nacionalista. Casi toda España, probablemente, estuvo pendiente de un cambio histórico en Euskadi que afectará a todos. Patxi López prometió gobernar con todos y contra ETA.
Juan José Ibarretxe acusó ayer mientras se iba a Patxi López de no ser un lehendakari legítimo porque el PNV ha obtenido más escaños y más votos que el PSE. El líder socialista, primer lehendakari no nacionalista de la historia democrática de Euskadi, respondía con un discurso mitad en euskera -está aprendiendo- mitad en castellano, en el que ofreció al partido saliente del gobierno y a todos los vascos su mano tendida para "borrar a ETA" del espacio político de Euskadi.
"Mi oferta de consenso se refiere con principal énfasis al partido que hasta ahora ha gobernado; es muy deseable que actúe con responsabilidad", dijo, en un gesto que, lejos de acercar al PNV, azuzó aún más los ánimos frentistas con los que Ibarretxe llegó al debate de investidura.
López no sólo retomó el discurso del cambio en su discurso, sino que también alejó los viejos fantasmas de la negociación con ETA para dejar claro a la sociedad vasca que el fin de la violencia está en la mano de la unidad democrática. Por eso, reclamó el apoyo de todos "sin excepción" para lograr la paz "con generosidad, pero sin precio político", mediante el diseño de una política antiterrorista "compartida". Prometió utilizar "sin prejuicios todos los medios que en derecho sean posibles para combatir a ETA". Además, se comprometió a "revitalizar" el Estatuto de Gernika y anunció que abrirá una negociación con el Gobierno de Zapatero para asumir las transferencias pendientes.
El nuevo lehendakari recordó, volviendo a ETA, que su Gobierno "ha sido expresamente amenazado antes de empezar su andadura", y expresó "con orgullo" su voluntad de "no dejarse amedrentar". "Una sociedad democrática no puede tolerar que su gobierno legítimo sea chantajeado por una organización terrorista", subrayó.
"Yo seré el lehendakari que estará día a día frente a ETA", colocando al Gobierno vasco "al frente de la lucha contra el terrorismo", dijo. Porque a su juicio, la paz exige la renuncia al uso de la violencia para conseguir objetivos políticos.
López hizo historia tras lograr el voto de 39 diputados -los de su grupo, los del PP y UPyD- de los 75 parlamentarios de la Cámara vasca, frente a los 35 -los del PNV, cuatro de Aralar y uno de EA- que consiguió Ibarretxe. Como un augurio de la etapa de convivencia que quiere iniciar Patxi López, al acabar la votación, en medio de los aplausos, fue precisamente Ibarretxe el primero en felicitarle.
López abogó por el consenso para hacer frente a los problemas de un "Euskadi real", a la vez que agradeció el apoyo del PP que le permitirá ser lehendakari. Ya en una parte más pragmática del discurso, prometió que para combatir la crisis -la segunda gran preocupación de su nuevo Ejecutivo- el Gobierno vasco se endeudará en tres mil millones de euros para dedicarlos a inversión.
La política lingüística fue otra de las referencias recurrentes del discurso y será una de las patatas calientes de la legislatura. En este sentido, como ya había hecho en campaña, López garantizó que trabajará para que la convivencia del euskera y el español una y no separe.
El matrimonio de los socialistas y el PP no pudo empezar de mejor manera, ya que los populares contestaron en seguida al discurso conciliador de López garantizando al PSE "lealtad" para conseguir "una Euskadi en paz y libertad, en la que se pueda convivir y en la que los ciudadanos tengan oportunidades de prosperar". Así habló el candidato popular, Antonio Basagoiti, cuyo tono fue secundado por el propio presidente del PP, Mariano Rajoy: Aseguró que su partido será "leal" al lehendakari y esperó del nuevo Gobierno una "apuesta clara por la libertad".
El portavoz parlamentario del PSE-EE, José Antonio Pastor, anunció en la misma línea que el Gobierno de Patxi López promoverá el diálogo sobre "lo que nos une" en lugar de "rebuscar lo que nos separa", con el objetivo de "hacer de Euskadi un punto de encuentro".
Ni su nombre es demasiado vasco -Javier López Álvarez- ni Patxi López habla mucho euskera, pero tras 30 años de compromiso político ha logrado del pueblo vasco los mejores resultados para su partido.
Dejó sus estudios por la política, en la que empezó sólo con 18 años, y hasta su mujer, Begoña Gil, es política (concejala en el Ayuntamiento de Bilbao). A esa gran pasión que desde adolescente se convirtió en su trabajo, Patxi López une la de la música y el deporte. Tiene más de 8.000 vinilos y es declarado socio de los clubes de fútbol Athletic y Portugalete.
