Loquillo recupera en Barcelona ciudad, su segunda novela, el espíritu "punk gamberro" que reinaba durante la Transición en Barcelona, donde el cantante afirma que descubrió "la vida a través del rock'n'roll" y la vivió "como me dio la real gana, como un adolescente libre".
José María Sanz, conocido artísticamente como Loquillo, afirma durante la presentación de esta nueva entrega literaria que el suyo no es un libro de rock "al uso", de los que acaban con el rockero drogado tirándose por la ventana, pero tampoco ha querido llenar la narración de datos históricos: "Me he dejado llevar por cómo se debe hacer un libro de rock, he hablado de leyendas y me he centrado en los personajes", aclaró en un encuentro con los periodistas.
En Barcelona ciudad (Ediciones B) recuerda hechos históricos, como la muerte de Franco, el asesinato del político italiano Aldo Moro y los Pactos de la Moncloa entre una bruma de conciertos, juergas y paseos por la Rambla detrás de unas Ray Ban: "Loquillo recupera el espacio histórico de la Transición sin chorradas y sin edulcorar ni nada", resume el editor de la obra, Íñigo García.
"Lo único que queríamos era vivir la noche, vestir de cuero, escuchar a Lou Reed y pillar a las chicas adecuadas", resume Loquillo sin concesiones a lo políticamente correcto, que en su libro narra con humor cómo apedreó un cine con sus compañeros el día del estreno de Grease o cuando se liaron a puñetazos con los guardias de seguridad de El Corte Inglés cuando los grandes almacenes presentaron la colección Moda rock'n'roll.
"El rock'n'roll era nuestra salvación personal y nuestra arma de combate, salíamos a actuar porque teníamos odio y furia", recuerda el singular cantante, que ha situado Barcelona como el punto de referencia en España de la música en los años 70.
"En esta década de los 70, todos los estudios de grabación estaban en la ciudad condal, pero en los ochenta ya no quedaba nada", pormenoriza Loquillo, que se muestra sorprendido de que apenas se recuerde un fenómeno que fue tan potente a escala cultural como la Movida madrileña de los 80.
El rockero atribuye el olvido de aquellos años a que la del rock fue "una cultura que no interesaba al nacionalismo capgros (cabezudo)" que gobernó la Generalitat durante los primeros años de la Transición.
Loquillo se ha preguntado: "¿Tanto daño hacíamos a lo que se quería imponer? ¿Tanto miedo dábamos?", y se responde a sí mismo sin pelos en la lengua: los punks y los rockeros de la época tenían una "nula carga política, la política nos importaba un comino".
Además, explicó la actitud de su generación alegando que "no había futuro, nadie pensaba que estaríamos vivos a esta edad y teníamos la sensación de que todo era posible; sólo tenías que creértelo".
Barcelona ciudad es también una historia de la adolescencia del cantante plagada de los referentes que han marcado su trayectoria vital: desde los payasos de la tele a James Dean, Lou Reed, Paul Simon o Humphrey Bogart, más los personajes y sucesos que marcaron la Barcelona de la época: Gay Mercader, el festival Canet Rock, la revista Star y bandas como Último Resorte y Los Rebeldes.
Loquillo recuerda otras anécdotas como sus primeros flirteos con las chicas, su primera cazadora de cuero o la primera vez que escuchó a The Who y decidió que eran mejores que los Rolling Stones porque eran "más brutos" y "rompen guitarras y baterías en el escenario y hacen mucho ruido".
Barcelona ciudad acaba con el 23-F porque es el momento que "determina el fin de la ciudad, el fin del sueño y el inicio de la democracia controlada", explica al respecto Loquillo.
Vivió la situación como algo surrealista y rememora que el día 20 de febrero tenían su primer concierto en el Magic, que salieron el 21 por la mañana, el 22 durmieron "la resaca" y el 23, cuando se levantaron, se encontraron con todo.