Lori Meyers llegarán este sábado a la sala Q con su tercer disco bajo el brazo, Cronolánea (Universal). Tras el éxito de Viaje de estudios y Hostal Pimodán, este álbum supone su debut en una gran discográfica y su trabajo más maduro hasta la fecha: "Hemos ido creciendo con nuestras canciones. Si en el primer disco sentías que éramos un grupo de adolescentes enseñando los dientes, en el segundo nos apetecía experimentar más y ahondar en nuestro pasado musical. Ahora hemos vuelto a las guitarras y los sonidos enérgicos y agresivos", cuenta Noni, el cantante del grupo.
Los de Loja han superado cualquier tipo de comparación, primero fueron los nuevos Planetas y poco después unos Brincos actualizados: "Nos sentimos muy orgullosos de que al hablar de nuestra música se hagan referencia a grupos a los que admiramos. En el caso de Los Planetas, como de Lagartija Nick, además son amigos nuestros, por lo que la afinidad que existe entre nosotros es una realidad".
En Cronolánea se funden muchos de los nexos comunes a toda una generación, "somos los hijos de Nirvana, de la Playstation y la MTV", afirma Alejandro, otro de los miembros de la banda de rock. Ese batiburrillo especial es el eje vertebrador de un álbum grabado durante los últimos dos años: "Tras la gira del segundo r acabamos agotados. Tampoco es ningún secreto que no acabamos bien con el sello anterior. Estos dos años han sido un período de renovación, de estar en casa con nuestros amigos y pensar todo muy bien", señala.
Según Noni, el proceso de creación de un disco es para Lori Meyers su particular Gran Hermano. "Nos pasamos 20 días encerrados con todos los instrumentos, grabando a saco, sin distracciones, con su sólo objetivo". Ese objetivo es su tercer álbum, un trabajo en el que las canciones se hacen cada vez más americanas: "Siempre hemos sido muy fans de los grupos de rock estadounidense. No es de extrañar que Cronolánea suene así. Ahora bien, también reivincamos la música de calidad hecha aquí", asegura.
