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Los 4 detenidos estuvieron a la vez en casa de Miguel

Marta del Castillo murió antes de las nueve de la noche en la casa de Miguel en León XIII, donde ambos se vieron con Javier, el hermano de su ex novio. La Policía cree que fue envuelta en una manta y llevada en un coche hasta el puente de Camas, donde Samuel ayudó a arrojarla al río.

el 15 sep 2009 / 22:46 h.

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D.S./I.C./R.V./D.C.

Marta del Castillo murió antes de las nueve de la noche en la casa de Miguel en León XIII, donde ambos se vieron con Javier, el hermano de su ex novio. La Policía cree que fue envuelta en una manta y llevada en un coche hasta el puente de Camas, donde Samuel ayudó a arrojarla al río. No se descarta que cayera al agua viva ni que sufriera una agresión sexual.

La investigación policial, que se abre camino entre las muchas incongruencias que están contando los sospechosos, considera que Marta, de 17 años y desaparecida hace 24 días, tuvo que ser trasladada envuelta en una manta y subida a un coche. Miguel Carcaño, de 19 años, que había salido con ella y se ha confesado autor de la muerte, insiste en que lo hicieron en una moto, pero el trayecto entre la vivienda de León XIII y el puente cercano a Camas parece difícil de realizar en un medio de transporte distinto a un coche, y desde luego, imposible en un ciclomotor como el del joven.

Allí, Miguel cogió la manta por un extremo y Samuel por otro, balancearon el cadáver y lo tiraron al río en una zona de aguas profundas, de donde los buzos de Policía y Guardia Civil aún no han sido capaces de rescatar el cuerpo. Ambos ingresaron ayer en prisión sin fianza por este crimen.

La joven murió pocas horas después de salir de su casa en la calle Argantonio, junto a Santa Justa, a las cinco de la tarde del 24 de enero, y en todo caso antes de las nueve de la noche. Estuvo con Miguel y con su hermano por parte de madre, Javier Delgado, de unos 40 años, en la casa que ambos heredaron. Según confesó Miguel, allí la mató de un golpe en la cabeza con un cenicero, en un arranque de celos, versión de la que los investigadores dudan por la dificultad de acabar con la vida de un único golpe, y porque del cenicero no se ha sabido más.

Las pesquisas realizadas no descartan que esa pelea pudiese tener un móvil sexual ni que la chica pudiera haber sufrido alguna agresión antes de su muerte. Para demostrarlo es esencial encuentrar el cuerpo, aunque en la vivienda se han recogido pruebas biológicas que la Policía Científica está analizando y cuyos resultados se esperan mañana. Encontrar en el río la manta que envolvió el cuerpo también sería de gran ayuda para recabar pruebas.

Ayuda. Miguel llamó a su amigo del barrio, Samuel Benítez, para que lo ayudara a trasladar el cadáver. Samuel llegó con Javier G.M, un menor de 15 años que también pertenecía a su pandilla, y que ayer fue trasladado a un centro de menores por encubrimiento, aunque la Fiscalía lo considera también autor del crimen.

El cadáver tuvo que ser sacado de la casa, envuelto en la manta, con algún tipo de vigilancia, porque era un sábado y las calles estaban concurridas. En el edificio de Miguel hay muchos vecinos y debieron atravesar un largo pasillo y una amplia entrada para llegar a la calle, porque el bloque no tiene aparcamiento ni sótano en los que ocultarse.

El joven dice que llegaron a la Ronda Histórica y recorrieron Muñoz León y Resolana por el contracarril de transporte público hasta alcanzar Torneo, Plaza de Armas y el puente de Camas, que también es una plataforma reservada para autobuses públicos y bicis. Allí lanzaron el cadáver al río. El fiscal los acusó ayer de asesinato, poniéndose "en el peor de los casos", que es que la chica pudiera estar aún con vida.

Miguel regresó a las 23 horas a Camas, a la casa en la que llevaba dos meses viviendo con su novia Rocío, de 14 años, y la familia de ésta. Durmió allí y entró a trabajar a las cinco de la madrugada en un bingo. Samuel se fue con sus amigos hasta las dos, según éstos, y a las tres se unió a la búsqueda de Marta, en la que se implicó activamente hasta su arresto.

Los cuatro estuvieron en la casa. La Policía tiene pruebas de que los cuatro detenidos, Miguel, su hermano Javier, Samuel, y el menor de 15 años, llamado también Javier, estuvieron al mismo tiempo en la casa de León XIII donde murió Marta. Lo que falta por determinar es qué hizo cada uno. Los primeros en llegar fueron Miguel y su hermano, que estuvieron allí con Marta. El que fuera pareja de la chica hace un año afirma que la mató él, pero los investigadores no tienen claro cuál fue el papel de su hermano Javier en ese momento, ni tampoco a continuación.

Miguel dice que luego llamó a Samuel, que según se baraja llegó con el menor. Tras deshacerse del cuerpo, todos se fueron adonde se les esperaba y lograron coartada, menos el hermano mayor de Miguel. Los familiares de Marta lo localizaron en la casa en la que se había cometido el crimen de madrugada, pese a que no vivía allí ni estaba con su hermano, que dormía en Camas. La Policía piensa que estaba limpiando posibles rastros del crimen. El abuelo de Marta, Juan Antonio Casanueva, contaba ayer que dijo a sus familiares que ya habían pasado por allí las madres de chavales de la pandilla de Marta preguntando por Miguel y dijo que lo dejaran en paz, que estaba en casa de su novia y no sabía nada. "¡Cómo no iba a saber si en esa casa se había cometido un crimen!", decía el abuelo.

Miguel llegó a las 23 horas a Camas, donde su novia dice que durmió, aunque de madrugada recibió muchas llamadas; a las cuatro lo llamó su hermano para decirle que la familia de Marta lo buscaba. Es un testimonio contradictorio, porque la familia de Marta trató de localizarlo y tenía el móvil apagado, pero su hermano, su amigo Samuel y la novia de éste sí dieron con él. A las cinco de la mañana, el jefe de Miguel confirma que entró a trabajar. Samuel estuvo con sus amigos hasta las dos y a las tres se ofreció a salir a buscar a Marta hasta por la mañana.

Tres semanas. El juzgado levantará hoy parte del secreto del sumario, lo que permitirá conocer algunos detalles del caso. El jefe superior de la Policía, Enrique Álvarez Riestra, admitió ayer que la investigación está siendo callada, pero "necesitamos seguir así, cuando sepamos los pormenores diremos cómo hemos llegado hasta ellos, pero ahora lo importante es encontrar el cuerpo", afirmó. El delegado del Gobierno, Juan José López Garzón, dijo entender que la familia exigiera rapidez, pero insistió en que "una imputación de esta entidad no puede hacerse por intuición, sino con una base importante, y ese trabajo se ha hecho en tres semanas. Nos han parecido eternas, imagínense a la familia, pero yo firmaría porque todos los casos se resolvieran en tres semanas".

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