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Los acusados de matar en Su Eminencia a un joven a puñaladas se culpan entre ellos

Los dos imputados son cuñados y se enfrentan a 14 años de prisión por una agresión ocurrida en agosto de 2012 tras un«cruce de miradas».

el 21 abr 2014 / 22:21 h.

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15683590Ni uno ni otro. Los dos cuñados acusados de matar a un joven en agosto de 2012 en Su Eminencia reconoció empuñar el cuchillo que acabó con la vida de Rafael, sino que se echaron las culpas mutuamente. Los dos se enfrentan a 14 años de prisión por un crimen que se desencadenó por «un cruce de miradas» y que, según la defensa de uno de ellos, no se produjo «por casualidad», sino que fue provocado por la propia víctima que les increpó en varias ocasiones mientras los dos cenaban con sus familias en la terraza de una pizzería. Rafael P.A., más conocido en el barrio como El Chaleco, murió tras recibir tres puñaladas, una de ellas cercana al corazón. Iba en su coche, que acabó estrellado con un contenedor de la calle Ingeniero de la Cierva, justo al lado de la zapatería que regentaba. Este lunes, los presuntos autores se sentaron ante un jurado popular, y ambos coincidieron en culparse mutuamente y en asegurar que su participación se limitó a separar al otro. El primero en declarar fue Francisco V., quien estuvo fugado durante seis meses hasta ser localizado por la Policía en Utrera, quien explicó que Rafael pasó en bici por la terraza de la pizzería en la que estaba cenando con su cuñado y sus respectivas esposas. «No le gustó la mirada de Juan José [el otro acusado] y empezó a insultarle y se fue», dijo, para volver pasado unos minutos con su coche «desde donde empezó a insultarle». Fue por este motivo por el que se originó una discusión, en la que la víctima no llegó a salir del vehículo, y en la que Francisco mantuvo que se acercó «para estirar de mi cuñado», sin que en ningún momento viera que este portara un cuchillo. Rafael se marchó para volver de inmediato, pero según este acusado, él no vio nada más porque su mujer estaba embarazada «y se mareó», por lo que se fue a atenderla. Juan José J., en cambio, dijo que cuando la víctima comenzó a insultarle desde el coche se acercó junto con su cuñado para pedirle que se marchara, «no le pegamos». Pero regresó en una segunda ocasión, por lo que se acercó hasta el coche «con un vaso en la mano que cayó en el interior», y en ese momento «mi cuñado me quitó. Él llevaba un cuchillo en la mano y metió el brazo tres veces», mientras él daba golpes al coche «porque estaba muy nervioso». El joven salió entonces del vehículo y le dijo «illo mira lo que has hecho. Tenía la camiseta ensangrentada», explicó. Luego arrancó y volvió a pararse, «por lo que corrí hacia él para que se marchara». Rafael huyó, pero se estrelló poco después contra unos contenedores en Su Eminencia, porque murió desangrado. Juan José dijo al jurado que «como su cuñado no decía la verdad, él tenía que contarla» y, ante las contradicciones en su testimonio que el abogado de su cuñado expuso, dijo que «tenía miedo» y que este le había amenazado «por carta», aunque no le denunció, sino que en la prisión se limitaron a declarar la «incompatibilidad» y a separarlos. Frente a sus testimonios, la Fiscalía sostiene que ambos apuñalaron con los «cuchillos de sierra con los que estaban cenando» y que cuando la víctima se bajó del coche fue Juan José el que le asestó la puñalada más cercana al corazón. La abogada de éste, Encarnación Vázquez, aseguró que su cliente «no iba preparado para matar a nadie» y que estaba más «agresivo» porque había consumido droga.

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