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Cultura

«Los aduladores del mundillo literario me dan un bochorno terrible»

Tras 'El hijo del futbolista', Coradino Vega presenta su nueva novela, 'Escarnio', publicada por Caballo de Troya.

el 04 may 2014 / 22:05 h.

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Coradino Vega aborda la crisis de los primeros años 90 en su nueva obra. Coradino Vega aborda la crisis de los primeros años 90 en su nueva obra. Coradino Vega (Huelva, 1976) es de poco presumir, pero podría hacerlo. Por ejemplo, con la fajita que abraza su última obra, Escarnio, recién publicada por Caballo de Troya, y donde se reproducen generosos piropos de sendos monstruos de las letras, Antonio Muñoz Molina y Rafael Chirbes. Casi nada. Estos parabienes se los ganó su debut como novelista, El hijo del futbolista, pero este onubense afincado en Sevilla sabe que cada nuevo libro es como empezar de cero, aunque siempre haya una continuidad. «Entre ambas historias hay distintas situaciones familiares, cambia la ubicación, todo. Pero si El hijo del futbolista se ocupaba del optimismo que precedió al 92, Escarnio se ambienta en 1994, con un ambiente político totalmente diferente. Aunque no era mi intención, hay quien la está leyendo como una segunda parte de aquélla, el boom y la resaca», comenta. El protagonista de Escarnio es Carlos García, un chaval de Huelva que, animado por un profesor de la facultad de Derecho en la que estudia, marcha a Madrid para matricularse en la Complutense. El alumno es hijo de un ferretero, antiguo trabajador de Astilleros regulado por la reconversión industrial, y de una bedel de instituto, los cuales deben hacer un importante esfuerzo económico para costear la estancia de Carlos en un colegio mayor católico, donde se encontrará con hijos de empresarios y gente importante. «Tenía claro que no quería hacer una novela de la crisis actual. Pero cuando estalló tuve que acordarme de la del 93. Y en mí siempre está esa cosa galdosiana, de irte 20 años atrás y tratar de comprender lo que ocurrió desde el presente», explica Coradino Vega, quien recurre a Juan de Mairena para ilustrar su única intención política:«Que si aquellos polvos trajeron estos lodos –decía el alter ego machadiano–, no se puede condenar el presente y absolver el pasado». «Lo que se percibía en el tiempo en que mi personaje reside en Madrid era la inminente victoria de Aznar en las elecciones del 96», agrega el autor. «Los cachorros del PP estaban eufóricos, y muchos de sus padres empezaban a postularse para asaltar el poder». Por otro lado, la historia abre una línea argumental paralela con el personaje de Ainara, la hija de un abogado vasco aficionado a escribir poesía y con un inequívoco pasado antifranquista, que a raíz de ser amenazado por ETA experimenta un radical giro ideológico a la derecha. CoradinoVega, quien se resiste a reconocer ningún modelo real claro para este personaje, juega con las circunstancias de la chica «y con la fascinación de Carlos ante una chavala de la alta burguesía, refinada, inteligente, ambiciosa, tanto que le cuesta creer que se haya fijado en él», adelata. Vega, que declara no sentirse afín a ningún grupo literario –su amistad con autores salidos en los últimos años de la provincia de Huelva, como Lara Moreno o Elvira Navarro, «viene de muy lejos y no nos obliga a identificarnos como escritores», afirma–, no duda en oponerse a cualquier etiqueta que el mercado quiera imponerle. «Percibo todo esto con indiferencia, e incluso con cierta hostilidad, porque lo que nos rodea tiene mucho de pantomima», denuncia el escritor. «El escritor que se autopromociona no va conmigo, ya sea por mi temperamento, o por mi timidez. Prefiero estar al margen, no me siento cómodo en ese ambiente. No quiero resultar engreído, pero por no tener, no tengo ni cuenta en las redes sociales. Y los aduladores del mundillo literario me dan un bochorno terrible», apostilla.

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