Más de 83.200 sevillanos empiezan hoy las clases en enseñanzas postobligatorias, las que se sitúan entre la ESO y la Universidad. Pero en Sevilla, los alumnos que entrarán en Bachillerato, el nivel preuniversitario, son por primera vez menos que los que van a FP. El nuevo modelo de Bachiller que se estrena busca recuperar al alumnado perdido.
Este curso académico que arranca hoy en niveles postobligatorios será el primer año de implantación del nuevo Bachillerato, para alumnos de primer curso, y el último para los que aún seguirán estudiando el segundo curso con el modelo viejo. Durante los próximos nueve meses convivirán los ambos modelos, reflejo de dos formas de entender la educación más allá de la etapa obligatoria.
En los últimos años, el Bachillerato no ha dejado de perder alumnos en favor del pragmatismo de la FP. Educación siempre se ha esforzado en explicar que no existía esa dicotomía, y que en realidad se trataba de estudios complementarios, y no excluyentes. Pero los jóvenes elegían el camino rápido y certero para incorporarse al mercado laboral, en vez del largo peregrinaje universitario.
Aunque a las administraciones educativas no les gustase, difícilmente podían rebatir una realidad añadida: que tres cuartas partes del alumnado de FP encuentra trabajo nada más terminar su ciclo formativo.
Mientras que los licenciados universitarios tardaban de media cinco años en alcanzar una profesión acorde con sus estudios, que la mayoría se enganchaba antes a un trabajo no cualificado que nada tenía que ver con la carrera que habían estudiado, y que, en última instancia, aparecían en la pirámide salarial muy por debajo de lo que cabe esperar en relación al nivel de preparación que ostentan. Hace apenas unas semanas, la OCDE ha vuelto a confirmar la pacata situación socioeconómica de los universitarios.
Hoy empiezan el curso en Sevilla 83.200 estudiantes de Bachillerato, FP, enseñanzas de régimen especial, cualificación profesional inicial y educación de adultos. Las previsiones de la Delegación de Educación dejaban patente que finalmente la balanza se había desequilibrado en favor de la FP (más de 26.000), que por primera vez superaba en alumnos al Bachillerato (25.400) por varios centenares (más de 600). Pero esta realidad no es exclusiva, sino que atraviesa de forma tangencial todo el sistema educativo.
Y por todo eso ha entrado en escena el nuevo Bachillerato, con la pretensión manifiesta de "elevar las tasas de titulados", en palabras de la Consejería de Educación. El nuevo esquema hace que el Bachillerato se asemeje más a la Universidad que a la escuela obligatoria.
Su principal novedad es que el alumno dispondrá de un curso puente y podrá compaginar las asignaturas suspensas del primer año con algunas del segundo, para así no quedar rezagado. Tendrá hasta cuatro años para concluir el Bachillerato.
También la FP se adapta a las demandas del mercado con nuevos ciclos profesionales y arrancan los programas de cualificación inicial para los mayores de 16 años que no hayan obtenido el graduado escolar.