Jóvenes al día

Los animales, algo más que un capricho irresponsable

Proteger a los animales / A pesar de las muchas campañas que cada año se realizan contra el abandono animal, se suceden los casos en los que las familias se desentienden de sus mascotas

el 23 may 2014 / 09:00 h.

Según el primer Análisis del Observatorio Fundación Affinity sobre el vínculo entre personas y animales de compañía, en casi la mitad de los hogares se puede encontrar alguna mascota. Y es que, de acuerdo con el estudio, estos amigos leales e inseparables, pueden resultar muy beneficiosos para sus dueños a nivel personal: el 76% de los propietarios de perros confiesa que, al menos una vez al día, besa a su mascota, el 85% la abraza, el 70% asegura que el animal le proporciona una compañía constante, el 85% afirma que su perro siempre está ahí cada vez que necesita consuelo y el 90% cree que si todos le abandonaran, su perro seguiría siéndole fiel y permanecería a su lado. El estudio también hace hincapié en las ventajas que tiene para una persona convivir desde la infancia con mascotas, criarse en compañía de un animal con el que jugar o en el que buscar apoyo.

Aunque no es oro todo lo que reluce. El estudio, realizado en 2012, no pasa por alto la otra cara de la moneda, la más oscura: el abandono animal. Según los datos facilitador por la Fundación Affinity, 110.000 perros y 33.000 gatos son abandonados cada año. Viendo la cantidad de beneficios que reporta la presencia de mascotas en casa es complicado comprender el porqué de su abandono, un fenómeno que se sigue dando incansablemente, año tras año. Es una lacra social

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que numerosas asociaciones y protectoras de animales intentan erradicar.
Foto Imagen 283Es el caso de la asociación El Buen Amigo, una protectora nacida en la localidad sevillana de Los Palacios y Villafrancahace 25 años en la que todas y cada una de las personas que colaboran son voluntarias . Cándida Muñoz, su fundadora, afirma: «el abandono es muy cruel y lo peor es que se produce día tras día». La asociación trata de hacer campañas todos los años para evitar, en la medida de la posible, que esto siga pasando y que además continúe interpretándose como algo natural, normalizado. «Es ahora, justo antes y durante el verano, cuando la gente se va de vacaciones, cuando más campañas deben hacerse todos los años», declara Cándida. Las vacaciones son una de las excusas más socorridas para abandonar un animal, aunque no es la única. Según estudios recientes, los principales motivos de abandono de las mascotas son las camadas inesperadas, el cambio de domicilio, ya sea a un piso más pequeño o bien a uno de alquiler, los factores económicos y la pérdida del interés por el animal.

Por otro lado, Cándida asegura que la zona de trabajo que El Buen Amigo abarca, Los Palacios y Villafranca, es muy amplia, posee muchos kilómetros cuadrados que son difíciles de cubrir para la asociación. Más aún si se tiene en cuenta que se trata de un territorio de profundas raíces agroganaderas en el que es más que probable encontrar personas que vean a los animales como simples instrumentos de trabajo que sirven para aumentar los niveles de producción. Es la razón por la que la fundadora de la protectora asegura que es complicado actuar cuando las labores se acumulan, cuando las tareas les desbordan, y por la que es cada vez más necesaria la colaboración de voluntarios. «El refugio es de todos, todos pueden hacerse voluntarios, participar, ayudar. Lo único que necesitamos es gente joven, y no tan joven, con ganas de trabajar», afirma la fundadora de El Buen Amigo.
Son precisos voluntarios como Israel Sánchez, un joven que colabora con el refugio palaciego desde hace algo más de un año. «Contacté por primera vez con la asociación por casualidad cuando una noche, paseando con mis amigos, nos encontramos a un perro herido y abandonado. Llamamos a la protectora, que se lo llevó a la mañana del día siguiente. A los cinco días fuimos a visitar al perro: lo habían curado y estaba mejor.

Imagen JazzSin embargo, al cabo de un tiempo el perro murió, no se pudo hacer nada más por él. A pesar de todo, nuestros ánimos no flaquearon y nos hicimos voluntarios de la protectora», recuerda Israel, que ahora realiza labores en el refugio tan necesarias como la limpieza de las jaulas en las que se encuentran los perros, la supervisión del recreo diario de que disfrutan los animales, la alimentación, higiene y medicación de los de los canes así como la integración de los nuevos perros que llegan a la protectora. Actividades que, según el propio Israel, le han mostrado la dignidad que poseen los animales y le han ensañado el respeto por la naturaleza.
Aunque no sólo con un voluntariado se puede colaborar a mermar el sufrimiento de los animales abandonados. La adopción es también una medida válida y necesaria, ya se lleve a cabo a a través de organizaciones como El Buen Amigo o por cuenta propia, como le ocurrió a Moisés Vázquez, un joven que no se ha separado de su perro Jazz desde que, hace ya más de un año, lo encontrase abandonado en la calle.

«Desde hacía tiempo quería adoptar un perro pero cuando vi a Jazz abandonado, no me lo pensé y lo metí en mi coche», comenta Moisés, quien ahora ya no puede imaginar una vida sin su inseparable amigo: «A pesar de que a veces es muy travieso debido a la edad, Jazz es la alegría que antes no tenía cada vez que llegaba de trabajar. No para de saltar a mi lado cuando me ve». La adopción de un animal resulta ventajosa para todos: Jazz no es una excepción. «Noto la diferencia entre el Jazz de ahora y el Jazz que encontré por primera vez. Al principio me tenía mucho miedo», narra Moisés echando la vista atrás. Y es que existen miles de historias acerca de mascotas abandonadas cuando ya no eran útiles pero también hay relatos maravillosos de gente dispuesta a sacarlas adelante.

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