I.M. / M.U.
A Javier Arenas le han echado por tierra sus propios compañeros de partido la estrategia que ha marcado para Andalucía. Desde que el domingo se vislumbraran las primeras cifras del modelo de financiación autonómica, los barones territoriales del PP no han parado de comparar a Andalucía con Cataluña a la hora de señalar a las grandes beneficiadas del reparto del dinero del Estado. Mientras ellos denuncian que sus comunidades salen perdiendo respecto a estas dos autonomías socialistas, Arenas repudia el sistema porque, según él, no convierte a Andalucía en la que más gana.
Arenas ha endurecido en los últimos meses su ofensiva contra la Junta por la financiación. Se ha convertido en uno de sus principales instrumentos para erosionar al Gobierno andaluz. El lunes, en el pleno extraordinario del Parlamento, sacó toda la artillería contra la Junta, a la que acusó de "haberse plegado" a los intereses de Cataluña. Aseguró que la consejera de Economía es la "única" que cree que el Gobierno ha atendido las demandas de Andalucía porque el resto, dijo, tiene muy claro que han ganado los catalanes.
Pero no todos los dirigentes populares piensan igual que él. Ese mismo lunes, el consejero de Economía de Madrid, Antonio Beteta, rechazó un modelo que da la "mitad de los recursos a Andalucía y Cataluña". Un día después, el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, aseguró que el Gobierno ha diseñado "un traje a medida" para mantener los "caladeros de votos del PSOE". Esperanza Aguirre, presidenta madrileña, fue más allá y dijo que sus ciudadanos financiaban a extremeños y andaluces. Desde Madrid -territorio PP-, el portavoz popular en la Asamblea, David Pérez, consideró ayer "inmoral" que Andalucía y Cataluña "acaparen más de la mitad de los que corresponde a 17 comunidades". Habría que preguntarle a Arenas -que además es vicesecretario Territorial del PP- qué piensa de las declaraciones de miembros de sus filas que desmontan su tesis en Andalucía.
Al PSOE le resultó también complicado en su día casar los discursos de socialistas andaluces y catalanes, enfrentados por una tensa negociación de sus Estatutos y por las cláusulas sobre financiación en sus textos. El presidente del Gobierno y secretario general socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, al final y después de mucho ruido, ha logrado una unidad de discurso entre las comunidades del PSOE. Ahora le toca a Rajoy ese ejercicio.