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Los barrotes se mudaron a Lleida

Los presos fugados de Sevilla no salían del piso en el que se escondieron

el 06 mar 2010 / 20:37 h.

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Larbi durante su detención.

Un policía de paisano se asomó a la compra que hacía en un supermercado del municipio catalán de Lleida una prima de El Rafi, el peligroso delincuente fugado de la cárcel de Sevilla, y vio que contenía gran cantidad de comida precocinada. Fue el pálpito definitivo.

Los agentes que la vigilaban discretamente la siguieron hasta un edificio del que no tenían constancia, pese a que ya vigilaban otras cuatro viviendas de la localidad catalana vinculadas a parientes del prófugo. No había sido fácil, porque se movían por zonas marginales en las que a los policías les costaba pasar desapercibidos. Pero al fin, la recompensa: por la ventana vieron al Rafi, huido de prisión 20 días antes con su compañero de celda. Pidieron orden de entrada al juzgado de Sevilla y a las 8.20 horas del día siguiente los Geos de Barcelona ponían fin al periplo del marroquí Mohamed Larbi, de 22 años, conocido en las comisarías sevillanas por sus robos cada vez más agresivos, con 34 arrestos, una condena de tres años y medio por robo y a la espera de juicio por otro más. Fue esposado en el balcón al intentar huir al piso de al lado.


Pese a ser tan temprano, el escurridizo Rafi logró escabullirse, entrar en casa de un vecino, robar una cazadora, un gorro y 150 euros y alcanzar la calle. Se cobijó entre la maleza junto al río Segre, pero sólo alargó su escapada unas horas. Cuando lo arrestaron había tantos policías en el paraje de La Mitjana que no osó resistirse. Llevaba una camiseta del Barça con el 9 de Ibrahimovic y su aspecto era muy distinto al de su ficha policial: se había teñido el pelo de oscuro y había cogido kilos desde que fue capturado tras su fuga anterior, que duró dos años y medio y acabó en 2008 tras matar a un hombre. Rafael Hidalgo, de 28 años y perfil muy violento, se había fugado con Larbi de la cárcel la madrugada del 4 de febrero. Cumplía siete años y medio, a la espera de juicio por matar a un vecino de un tiro en la cabeza en Bujalance (Córdoba) y era tan conflictivo que en la prisión había orden de vigilarlo de cerca y cambiarlo de celda cada poco para evitar que encontrara cómo hacer de las suyas. Al final lo logró gracias a descuidos que supusieron el cese del jefe de Seguridad de la cárcel y la apertura de expedientes a tres funcionarios.


Cuando los arrestaron, El Rafi tenía siete órdenes de búsqueda de distintos juzgados, una de ellas de ingreso en prisión del órgano de Montoro que lleva el crimen de Bujalance. Ahora se enfrentan a nuevos delitos por la fuga y por apuñalar a un joven para robarle en Antequera (Málaga) un día después de su evasión de la cárcel, y pueden llegar denuncias de atracos o robos de coches que hayan podido cometer hasta llegar a Lleida, porque salieron de la cárcel sin dinero. A Antequera llegaron en un coche negro.


Pero se tardó poco en cogerles la pista. La Policía de Sevilla, que ha dirigido una investigación en la que han participado unos 25 agentes incluidos los Geos que apoyaron la detención, sabía que Larbi tenía familia en Málaga y El Rafi en Cataluña. "Alertamos rápidamente a los puestos fronterizos para evitar que pasaran a Francia o Marruecos. A los 12 días ya sabíamos que estaban en Lleida", explica el jefe de la Policía Judicial, Manuel Piedrabuena. Tras la fuga, supieron que la madre de Larbi había viajado a esta localidad para intentar convencerlo de que volviera a Sevilla, a San Jerónimo. No quiso. Su drogodependencia lo movía a quedarse en ese ambiente marginal. La visita coincidió con la localización de la familia del Rafi y el inicio de la vigilancia de cuatro pisos en los que se sospechaba que podían ocultarse, pero aparecieron en otra vivienda. "No salían de casa para nada, al menos El Rafi", afirma el comisario Piedrabuena, "tomaron precauciones para no ser localizados y recibieron ayuda de las familias de ambos". La prima del Rafi fue detenida por ayudarlos. Los dos ingresaron en la prisión de Ponent de Lérida. El Rafi ha sido trasladado a Madrid, pero antes o después llegará a Andalucía: debe saldar cuentas en juzgados de Sevilla, Córdoba y Málaga.

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