Hace ya casi un año y medio que el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra aprobó una ordenanza que prohibía la apertura en toda la zona centro de nuevos bazares, como los que suelen regentar ciudadanos de nacionalidad china. Estos establecimientos, principalmente dedicados a la venta al por menor de regalos, confección o zapatos a precios muy económicos, han emigrado desde entonces a las zonas periféricas.
Cuando se aprobó esta normativa, en mayo de año pasado, había siete comercios de este tipo sólo en la calle Mairena. Un año y medio después estos establecimientos continúan abiertos, aunque desde entonces no se ha concedido ni una sola licencia más para estos negocios en las 24 calles del centro afectadas por la ordenanza. Según el gobierno municipal, la proliferación de este tipo de tiendas genera "una sensación de merma en el atractivo comercial que el entorno urbano ha de ofrecer a los ciudadanos".
Sin embargo, la situación que se quería evitar se está dando ahora en otros barrios de la ciudad. Las nuevas licencias se conceden en zonas periféricas donde comerciantes como Elisa Sánchez, que tiene una tienda en el entorno de Santa Lucía, no están del todo conformes. "Han quitado el problema en el centro y nos lo trasladan a nosotros", aclara.
Las zonas donde más proliferan este tipo de negocios son en las grandes avenidas como la citada Santa Lucía, donde recientemente han abierto dos comercios. La misma situación vive la calle Silos, donde se ha inaugurado el único dedicado exclusivamente a comestibles que existe en la ciudad y que abre hasta altas horas de la madrugada. Los comerciantes de la zona de Beca conviven ahora con el de mayores dimensiones que hasta ahora se ha abierto en Alcalá.
Lo cierto es que, a pesar de las críticas de los comerciantes tradicionales, que los acusan de competencia desleal, estos establecimientos cumplen estrictamente con la normativa. A esta detalle no es ajena la ciudadanía, que cada vez compra más en estos establecimientos porque los precios suelen ser más económicos.