De la misma manera que se enseña a un niño a comer o hablar, se le debe enseñar a dormir correctamente. Y es que "cerca del 90% de los casos de insomnio infantil que aparecen a partir de los seis meses de vida tienen su origen en hábitos incorrectos, en la ausencia de límites educativos o en alteraciones del apego", explica el doctor Gonzalo Pin, director de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón de Valencia y miembro de la Asociación Española de Pediatría.
Los trastornos del sueño durante la infancia y la adolescencia resultan muy frecuentes. Los expertos estiman que entre un 25 y un 30% de los menores padece alguna forma de trastorno del sueño. Los problemas más frecuentes en los pequeños de entre cuatro y doce años de edad son la resistencia a acostarse, la ansiedad en el momento de ir a la cama, el inicio de sueño retrasado, insistencia en dormir con los padres, ronquido, seguir mojando la cama superados los cinco años de edad, despertares nocturnos, pesadillas, sonambulismo, despertar matinal precoz y excesiva somnolencia durante el día.
Asimismo, el doctor Pin subraya la importancia de atacar estos problemas cuanto antes para minimizar el riesgo de que los hábitos se estabilicen. Sobre todo, porque muchos padres caen en el error de esperar a que los problemas se solucionen solos: "Un niño con dificultades en el sueño a los ocho meses probablemente continuará mostrándolas a los tres años de edad, y aquéllos con problemas a los dos años los seguirán teniéndolos a los doce".
En general, los médicos sospechan que los niños apuntados a actividades sociales a última hora del día, así como los que se quedan delante del ordenador hasta tarde, son más propensos a sufrir algún tipo de somnolencia infantil.
