1-0: gol de Mehmet Aurelio, internacional con Turquía. 2-0: gol de Sergio García, campeón de Europa con España. 3-0: gol de Emana, internacional con Camerún y futuro mundialista. El fútbol, a veces, es mucho más sencillo de lo que parece. Y la sencillez en fútbol significa que si aparecen los mejores, el equipo que los tiene suele ganar. El Betis no realizó un gran partido ante el Nástic, pero le ganó, que es lo que de verdad le importa camino del ascenso, porque 1) en un momento de máximo atasco ante la maraña enemiga apareció un hombre que llevaba ocho meses sin ser titular y tuvo la sapiencia necesaria para estar en el momento justo en el sitio justo; y 2) cuando llegó la hora de que la puntería marcase la diferencia entre quien jugaba con once y quien lo hacía con diez, sólo la tuvieron los dos hombres más capacitados para ello. Ni Mehmet ni Sergio ni Emana cuajaron el partido de sus vidas, pero decidieron la victoria que manda al Betis a la zona de ascenso. Y ante eso, qué más da que durante muchos minutos casi no se notase que el Nástic estaba con uno menos, que Aurelio todavía esté muy lejos de soportar un partido entero o que Pavone haya desaparecido del mapa. Los buenos son los buenos. Y Antonio Tapia, ahora mismo, puede elegir entre lo bueno, lo malo y lo regular.
