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Los centros de Derecho y Ciencias del Trabajo están 'satisfechos' con el nuevo edificio de Viapol

Cajas atestadas de libros por los pasillos, mujeres de la limpieza de un lado para otro, electricistas dando los últimos retoques... Es el aspecto que presentaba ayer el nuevo edificio que recibirán como regalo de Reyes las facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo.

el 15 sep 2009 / 20:08 h.

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Cajas atestadas de libros por los pasillos, mujeres de la limpieza de un lado para otro, electricistas dando los últimos retoques... Es el aspecto que presentaba ayer el nuevo edificio que recibirán como regalo de Reyes las facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo. Los decanos están satisfechos con el resultado.

"Huele a coche nuevo", decía en el macro salón de actos (400 plazas) del nuevo campus universitario de Viapol uno de los invitados a la primera visita oficial al edificio antes de que los alumnos y profesores entren a partir del 7 de enero (en el caso de Ciencias del Trabajo; el 12 de enero, Derecho). Y, siguiendo el símil, podría decirse que la carrocería del antiguo complejo fabril (allí estuvo Cross Pirotecnia) luce brillante. La recuperación de las áreas y fachadas catalogadas -especialmente la del edificio central- ha sido más que correcta. Aunque lo más sobresaliente es la conjunción entre lo antiguo y la nueva construcción (zona de aulario y despachos, cuyo frontal da a la calle Ramón Carande y que ha sido protegido del ruido y el sol con una falsa fachada).

Pero ayer todos los ojos escrutaban los despachos que ocuparán los 370 profesores de las dos facultades que se mudan. Especialmente los de Derecho, en cuyo centro hay un sector del profesorado, encabezado por el catedrático Antonio Ojeda Avilés, que se opone frontalmente al cambio, entre otras cosas, por el espacio y reparto de despachos. El decano Antonio Merchán escuchó esas críticas ayer mismo a pie de obra de boca del catedrático Antonio Enrique Pérez Luño, que desembalaba sus cajas de libros, tan vetustos como el centro en el que ha impartido clases durante años.

La visita al nuevo complejo universitario sirve para constatar que las comparaciones son odiosas. Derecho y Ciencias del Trabajo abandonan centros con solera -en el caso del primero, un auténtico monumento- pero que estaban en muy malas condiciones. Por contra, se instalarán en un edificio de este tiempo, donde el pladur ha sustituido a los muros de piedra y donde se acabaron las diferencias de clase. Todos, catedráticos, titulares, asociados..., contarán con despachos idénticos (12 metros cuadrados) y en los que el mobiliario de oficinas es el estándar. Adiós a los artesonados de los que han podido disfrutar algunos privilegiados en la Fábrica de Tabacos...

Los estudiantes sí que salen ganando. Las aulas (con capacidades que oscilan entre los 150 y los 40 alumnos) están equipadas con las últimas tecnologías. Impresionan las que están ubicadas en el cilindro -una "recreación del pasado fabril de este edificio", explicó el arquitecto de la Universidad de Sevilla, Miguel González Vílchez, responsable del proyecto-. El único pero: el ruido insoportable de las máquinas de Metro de Sevilla que están terminando las obras en la estación de San Bernardo. Para los estudiantes, además, se ha habilitado una sala de estudio 24 horas con más de 300 plazas, se han reservado plazas de aparcamiento (unas 60), se ha construido una sala de vistas para celebrar juicios y se ha rehabilitado la Casa del Coronel como delegación.

Los dos decanos, Antonio Merchán y Carlos Arenas (de Ciencias del Trabajo) se mostraron "satisfechos" con el resultado de la obra, aunque el primero ha tenido, tiene y, seguro, que tendrá que soportar a los críticos con el traslado. Sobre este asunto, Merchán agradeció el comportamiento "de la mayoría", al tiempo que quiso pasar página en relación a la polémica no sin antes dejar claras algunas cosas: que se ha "mentido" al denunciar la quema de libros, que algunos profesores se han comportado como "mamporreros" y que no tiene constancia de la presentación de una moción de censura contra él. En cuanto al recurso presentado ante el Rectorado por parte de Ojeda Avilés, lo tachó de "impropio" de un profesor universitario al estar lleno de "errores".

En una posición más cómoda se encuentra Carlos Arenas. El decano de Ciencias del Trabajo valoró "muy positivamente" el cambio. "Estábamos aislados y mal comunicados", señaló en alusión a Madre de Dios.

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