Las familias huidas del Polígono Sur tras un tiroteo hace tres meses, que habían recalado en El Copero tras ser expulsadas del primer descampado al que llegaron, se instalaron ayer tarde bajo los puentes de San Juan tras haber sido desalojadas también del Copero. Aunque amenazaron con regresar a las Tres Mil, donde la última vez que lo intentaron hubo incidentes con la familia del fallecido en el tiroteo, anoche preveían pasar la noche en esos terrenos, término municipal de San Juan de Aznalfarache.
Los chabolistas, que han pasado cinco días asentados en un camino cerca de la base militar de El Copero, propiedad de la Autoridad Portuaria, abandonaron a las 11 de la mañana este lugar ante el amplio despliegue policial, cargando con todos sus enseres en sus furgonetas. Una docena de familias permaneció durante toda la mañana al final de la avenida de La Raza, cerca de Heliópolis, mientras la ONG Unión Romaní trataba de gestionar con las administraciones una salida a su situación. Personal del Puerto medió para que la Policía no los obligara a irse hasta la llegada de este representante, e intentó calmar los ánimos, aunque al final los afectados acabaron amenazando a la prensa y llegaron a enfrentarse a la Policía, presa de los nervios, sin que se produjeran incidentes.
A las dos de la tarde, escoltados por la Policía Portuaria y la Policía Nacional, las furgonetas salieron en dirección a la Isla de Tercia, pero los chabolistas también abandonaron ese enclave horas después al considerarlo "un cementerio", porque no tienen cerca ni agua, ni luz, y está demasiado lejos de zonas pobladas, según explicaron a El Correo.
Varios chabolistas se mudaron entonces a la zona de la antigua discoteca La Recua, cerca de San Juan y se instalaron bajo los puentes Juan Carlos I y Reina Sofía, donde a medida que pasaban las horas se terminaron reagrupando casi todas las familias.
Estas 300 personas huyeron de sus casas de las Tres Mil tras la muerte de un menor en un tiroteo entre familias por un asunto de drogas, por lo que su regreso podría producir altercados con la familia del muerto. De hecho, la última vez que intentaron entrar en sus pisos, que están precintados por la Junta para verificar si son realmente sus propietarios, se produjeron enfrentamientos con parientes del fallecido y tuvieron que volver a irse, protegidos por la Policía. Vecinos y Comisionado para el Polígono Sur rechazan su regreso porque generaron muchos problemas de convivencia durante el tiempo que vivieron en el barrio, al que llegaron hace 5 años tras recibir cada familia 42.000 euros del Ayuntamiento por irse de las chabolas en las que vivían entonces.
En todo este tiempo, las administraciones públicas han asegurado que están trabajando para solucionar la situación, aunque no han propuesto medidas. En junio llevaron al centenar de menores afectados por esta huida a dar clases por las tardes durante diez días, y se ofreció que niños y madres menores de edad pasaran el verano en centros de protección de la Junta, pero los chabolistas reclamaron una solución conjunta.
Todas las administraciones se comprometieron a tener una reunión conjunta con la Unión Romaní el pasado lunes, para analizar las posibilidades, pero a día de hoy ese encuentro no se ha celebrado.
