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Los colectivos más influyentes

El que los políticos estén más pendientes que nunca de la Gran Sevilla o el que sus grandes obras y sus pequeñas corruptelas acaparen titulares se lo debe todo a un efervescente movimiento de los ciudadanos que simplemente no existía hace 10 años.

el 14 sep 2009 / 23:34 h.

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El que los políticos estén más pendientes que nunca de la Gran Sevilla o el que sus grandes obras y sus pequeñas corruptelas acaparen titulares se lo debe todo a un efervescente movimiento de los ciudadanos que simplemente no existía hace 10 años, cuando sólo cabía la resignación ante los disparates urbanísticos del territorio.

Las cosas son distintas ahora y esta amalgama de colectivos conservacionistas, ecologistas, profesionales e incluso empresariales están logrando que la voz de los vecinos olvidados -hubo incluso un partido en las elecciones municipales de 2003 que se bautizó así- se oiga con fuerza. Mucho más alto que el derecho al pataleo. Han conseguido que partidos y luego instituciones defiendan como propias propuestas nacidas en estas asociaciones.

Quizá el hito más señalado de estos colectivos sea el haber conseguido desviar el trazado de toda una autovía, algo muy difícil de lograr para un alcalde. Pero lo hicieron: en 2006 lograron desviar el trazado de la A-8077, la futura autovía entre Sevilla, Camas y Sanlúcar la Mayor, con el objetivo de preservar el impresionante conjunto de dólmenes entre Castilleja de Guzmán y Valencina de la Concepción, una de las urbes de la prehistoria más importantes de Europa, aunque eso lo ignoraran en la Consejería de Obras Públicas.

En el barco de varias asociaciones -Aljarafe Habitable, Asociación para la Defensa del Territorio del Aljarafe (ADTA), etcétera- se subieron a lo largo de las movilizaciones que jalonaron la primavera y el verano de 2006 los consistorios, los partidos... y al final consiguieron que el trazado de la A-8077 dejara el campo de dólmenes y ahora está previsto que discurra en paralelo al ferrocarril Sevilla-Huelva, lejos de los yacimientos arqueológicos.

Pero la sociedad civil del área metropolitana es mucho más que profesores protestones procedentes de Sevilla. Fundada hace más de una década, la Asociación de Empresarios del Aljarafe (AEA) aborda los problemas de la cada vez más floreciente patronal en esta comarca y su papel, para lo que les gusta dar ejemplo, como con sus galas de entrega anual de premios, y cuando hace falta no se privan del tirón de orejas, como cuando editaron en marzo de 2005 el Libro blanco del Aljarafe, todo un compendio de las carencias medioambientales, urbanísticas y de movilidad. Muy activos, lo que no hacen es aburrir reclamando aparcamientos en tal pueblo y quejarse de la ruina de las grandes superficies.

Viendo esto, ¿hay vida de la sociedad civil más allá del Aljarafe? Colectivos como Alwadi-ira, en campaña permanente por la recuperación del río Guadaíra, llevan años demostrando que sí. Integrados en Ecologistas en Acción, fueron los primeros en movilizarse y crearon conciencia como para que el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones (PSOE), denunciara en la Unión Europea a la propia Junta de Andalucía y al Estado por la elevada contaminación del cauce de este afluente del río Guadalquivir.

Se consiguió que todas las administraciones se sentaran y elaboraran planes de regeneración y reforestación del río en paralelo a la colocación de depuradoras por doquier, aunque a Alwadi-Ira le queda todavía la tarea pendiente de que se eliminen los focos de contaminación -fundamentalmente malas prácticas en el aderezo de la aceituna- aguas arriba y que se aplique el programa que se aprobó en su día.

Desde un punto de vista no coincidente con estas agrupaciones, la patronal de la construcción, Gaesco, también tiene palabra en la Gran Sevilla para defender sus intereses. Eso sí, pese a que se manifestaron en contra de las limitaciones del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), de momento no se han pronunciado en público sobre el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus).

Sí que lo hizo, por contra, un colectivo poco numeroso pero muy influyente: el Colegio Oficial de Arquitectos, que hace pocos días entregó la más prolija de las 270 alegaciones para el Potaus y que su decano, Ángel Díaz del Río, describió como una "enmienda a la totalidad", al ser muy crítica con algunos de los aspectos diseñados por Obras Públicas para poner orden y garantizar la habitabilidad de la Gran Sevilla.

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