C. R./J. A.
Tras un largo debate interno, IU ha entendido que la libertad prima sobre la seguridad, y por eso ha retirado el proyecto de instalar videocámaras en las calles comerciales. Llevaba un año de negociación con los empresarios, pero las dudas legales y los escrúpulos de fondo han acabado con el plan en el cajón.
Un paseo por el Centro evidencia que la filosofía del comerciante difiere de la de la izquierda: primero seguridad, luego seguridad y después más seguridad. "Ya hemos dejado de ser libres cuando nos vigilan las cámaras del banco y nos observa el circuito cerrado de un comercio. ¿Qué diferencia hay si nos filman en la calle? Si con la videovigilancia se previenen robos o se caza al ladrón, ¿no es eso mejor que la libertad?", se cuestiona José Ramón, manoteando, con el rostro encendido, en su tienda de bolsos de Tetuán.
Palabra arriba, palabra abajo, calle arriba, calle abajo, su argumento se repite en la farmacia de María Jesús, en la tienda de complementos de Nazaret, en la de ropa de Ignacio, en la joye- ría en la que despacha Maricruz. Todos coinciden en que las cámaras en las calles les aportarían "tranquilidad" y supondrían una "medida disuasoria" contra los posibles delincuentes. Y señalan, además, que están "en su derecho", como los comerciantes de Málaga o Londres.
Cuando se les recuerda que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía se ha opuesto a las cámaras porque pueden "violar la intimidad" de los transeúntes, tuercen el gesto, se paran y vuelven a la carga. "Generamos dinero y vida para Sevilla, y es verdad que no lo hacemos sin el comprador.
Pero las víctimas de la delincuencia somos nosotros y nos tenemos que proteger", sentencia Fernando en su cafetería. "La videovigilancia es de lógica, hay que impulsar todo lo que ayude a prevenir", dicen en la Joyería Serrano. Los compradores, esos contra los que IU entiende que se puede atentar si se usan sus imágenes de forma fraudulenta, están más divididos.
El rastreo a pie de calle deja partidarios ("Si me graba el cajero y la tienda, que me filmen en un metro más de calle me importa un pimiento", sentencia Juan Luis), y detractores ("La calle es un espacio libre y nadie tiene por qué grabar mis movimientos. Eso coarta mi libertad", completa Juan).
El teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos, se refirió ayer nuevamente al veto al proyecto, puntualizando que no descarta la instalación de cámaras en las zonas industriales, no céntricas, donde la colisión de derechos sería menor. La decisión se tomará cuando esté acabado el informe que Indra está elaborando sobre las mejores ubicaciones para el sistema. Torrijos se reafirmó en que la videovigilancia puede "quebrantar" la intimidad de los sevillanos e insistió en que su coalición ha tomado la decisión de forma unitaria.
