Cofradías

"Los corruptos no solo roban la riqueza sino también la moral al pueblo"

Obispo auxiliar de Buenos Aires junto al cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, desde 2000 a 2006, conoce al Santo Padre como pocos y es su mejor aliado para difundir su mensaje con su mismo estilo y acento.

el 31 ene 2014 / 21:21 h.

Jorge_Lozano El obispo de Gualegaychú (Argentina), Jorge Lozano, en la parroquia de la Milagrosa de Sevilla, tras oficiar una misa el pasado jueves. Esa tarde ofreció una conferencia sobre la exhortación del Papa Francisco. / Pepo Herrera Obispo auxiliar del cardenal Bergoglio de 2000 a 2006, amigo personal, ¿le sorprendió su elección como Papa? No. Estaba entre los 15 o 20 posibles cardenales que tenían posibilidades de ser elegido. No me sorprendió pero sí me he alegrado mucho de que lo eligieran a él. ¿Y sus gestos? ¿Esa cercanía que ha cautivado al mundo? Tampoco me sorprenden sus actitudes ahora. Como Obispo de Roma tiene otras responsabilidades y posibilidades pero estos gestos suyos de cercanía con la gente, con los niños, con los jóvenes, con los pobres... son gestos que tenía habitualmente en Buenos Aires. Y su manera de enseñar, de forma sencilla, con palabras entendibles por todos, con ejemplos de la vida cotidiana, es lo mismo que hacía en Buenos Aires. Le ha dado aire fresco a la Iglesia. Se nota una mayor alegría en la fe, tanto en los creyentes, que nos sentimos alentados y llamados a la conversión, y –esto me ha sorprendido gratamente– miembros de otras religiones. Gente que se manifiesta no creyente también se siente bien con él y hay enseñanzas de él que llegan y que ayudan a otras personas. ¿En qué ha cambiado la Iglesia con el Papa Francisco? Empezando por los obispos, a nosotros nos ha alentado mucho en la tarea de compartir la fe con alegría. En Argentina, nos sentimos particularmente llamados a vivir de acuerdo con lo que él va enseñando y un compromiso por la tarea misionera. Otros cambios los está trabajando con el grupo de ocho cardenales que ha convocado de los cinco continentes. Este cambio no se percibe tanto pero es un estilo nuevo, colegiado, de llevar el Papado. También le ha dedicado un tirón de orejas a esos sacerdotes que no viven esa coherencia, esa cercanía a los pobres... A todos en la vida de la Iglesia, laicos y sacerdotes, pero particularmente a los obispos, Francisco nos llama a un estilo de vida austero y sencillo. ¿Cómo resumiría las claves de esta exhortación apostólica? Unas tienen que ver con la Iglesia en salida, que responde a esta actitud del Papa de ir al encuentro de los demás. Y esto lo vincula con una expresión original de la Iglesia en América Latina que llamamos la conversión pastoral, que es esta actitud de renovar en la vida de la Iglesia aquellas estructuras que no favorecen la comunicación del Evangelio. Otro elemento importante es la dimensión social de la fe, de la Iglesia evangelizadora. En este sentido, el Papa pone en el centro de atención de nuestra tarea pastoral a los pobres. También mira a los agentes pastorales –catequistas, ministros de la Comunión, miembros de otras asociaciones y movimientos– a los que nos ayuda, con su palabra, a superar la tentación al desaliento, del encierro, lo que él llama la autorreferencialidad. También hay una existencia importante en ir a las periferias: las geográficas y las existenciales. Las geográficas son aquellos lugares más alejados del centro parroquial, de las diócesis o aquellos países a los que cuesta más llegar con el mensaje del Evangelio. Las existenciales se refieren a las situaciones límites que nos presenta la vida: la enfermedad, la drogadicción, la esclavitud laboral o sexual a las que son sometidos algunos, la falta de trabajo o los que viven en la calle. Alegría, «evangelizar al mundo y no para preservar a la Iglesia», Iglesia en salida, dimensión social de la evangelización... Suena a nuevo, al menos a un nuevo estilo. Hay novedad en el estilo pero continuidad con los papas anteriores. El Papa Juan Pablo II, al terminar el gran jubileo del año 2000, en En el inicio del nuevo milenio nos invitaba a todos a «navegar mar adentro» con una imagen del Evangelio en la que Jesús invitaba a todos a «dejar la seguridad de la orilla» –decía Juan Pablo II– y a adentrarnos en los desafíos que el mundo contemporáneo nos pone en el inicio del Tercer Milenio del Cristianismo. En este sentido, Juan Pablo II es un papa misionero. Y Benedicto XVI convocó para octubre de 2012 un sínodo acerca de la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. De las reflexiones de este sínodo, el papa Francisco toma, en Evangelii Gaudium, algunas proposiciones. Pero parece que el estilo de Francisco cala más en la gente. Me parece que el hecho de que sea un papa latinoamericano ha sorprendido mucho y también ha tenido de parte de la población mundial y de los medios de comunicación una gran acogida y una apertura que hace que se le siga en sus predicaciones, en sus gestos... y que estos sean valorados positivamente. jorge02 El obispo de Gualegaychú (Argentina), Jorge Lozano, en la parroquia de la Milagrosa de Sevilla, tras oficiar una misa el pasado jueves. Esa tarde ofreció una conferencia sobre la exhortación del Papa Francisco. / Pepo Herrera Tan bien valorado que ha sido portada de la revista Rolling Stones y elegido personaje del año 2013 por la revista Times. He visto la foto de Rolling Stones pero no conozco el contexto para poder valorarla. En cuanto a la elección de Times y de otros medios del mundo responde al seguimiento de sus actitudes y su trascendencia a nivel mundial. El ser referente de líderes mundiales le da este protagonismo más allá de la Iglesia Católica. Juan Pablo II en sus primeros años también fue valorado así. Recuerdo un comentario en New York Times que explicaba que lo habían elegido hombre del año «porque había hecho de aquel año el año del hombre». Precisamente, Felipe González dijo recientemente que el único líder que halló en Argentina cuando la visitó hace una década «hoy se llama Papa Francisco». El arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio, era un hombre de referencia espiritual y pastoral en Argentina y para muchos catequistas, agentes pastorales, sacerdotes y para muchos líderes sociales y políticos que lo visitaban para compartir sus inquietudes, para pedir su consejo y orientación. Yo no diría tanto que él era un líder en el país sino más bien una figura de referencia importante en muchos aspectos de la vida pública. No lideraba políticos, pero era referencia para ellos. No lideraba la Conferencia Episcopal –aunque fue presidente en dos ocasiones–, pero sí era referencia, orientación. El Papa transmite alegría, paz, seguridad, convicción. Después de la elección comentó que en aquel momento sintió que estaba blindado por la paz y esta paz le hacía sentir mucha fuerza y alegría. Por esto pidió y pide siempre que recemos por él, para tener la protección del Espíritu Santo. Si el Evangelio es alegría, ¿por qué considera que la alegría evangélica no está suficientemente presente en la vida de los cristianos? Porque vivimos en una sociedad en la que parece que necesitamos muchas cosas para ser felices: desde tecnología a marcas de ropa... y el consumismo nunca nos deja felices. Una vez que obtenemos lo que nos hayamos propuesto nos damos cuenta de que no somos mejores personas ni tenemos más amigos ni le va mejor a la familia. Y esto que afecta a la sociedad también afecta a los hombres de fe. A veces nos dejamos distraer por algunas cuestiones que no nos llevan a la alegría de la experiencia de Jesucristo. Si nos falta la alegría en la fe, necesitamos un camino de conversión para experimentar de una forma cotidiana, más de cerca, la presencia de Jesús. ¿Cómo debería articularse la economía con lo que dice la exhortación apostólica para que verdaderamente fuera una herramienta positiva en la sociedad? La economía debería recuperar la centralidad de la persona en sus objetivos. El papa, también lo hizo como arzobispo en Buenos Aires, ha denunciado lo que él llama la «globalización de la indiferencia», la «naturalización de la pobreza», la sociedad que excluye a las dos extremos de la vida, los niños y los ancianos; una sociedad que incluso no tiene en cuenta la fragilidad del ambiente, porque la avaricia y el egoísmo pervierten las relaciones entre las personas. ¿Cómo se podría articular esta nueva economía que ponga en el centro a la persona, aprovechando precisamente esta crisis que obliga a replantearse todo? En el Documento de Aparecida, tras el sínodo de 2007, del que Bergoglio fue presidente de la comisión de redacción, y, luego, el Papa Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate, se señala la necesidad de educar en modelos alternativos. Hay en América Latina y en el Vaticano equipos de economistas que están haciendo aportes desde la ciencia económica, de carácter científico, así que debiera haber una alternativa al sistema económico actual porque se ha producido un crecimiento cuantioso de la riqueza en el mundo, pero se ha concentrado en pocas manos y no ha logrado sacar de la pobreza y blindar el acceso a los derechos humanos básicos –como la vivienda, la alimentación y un estilo de vida digno– a la mayoría. ¿Cuándo podría conocerse esta aportación de los científicos? El objetivo no es sacar un documento sino son aportes internos. Se trata de reunir a economistas creyentes y no creyentes para plantearles la necesidad de modelos de desarrollo que tengan en el centro a la persona y el cuidado al medio ambiente. La idea es que ellos lleven estos modelos a sus países. La exhortación apostólica hace una llamada a los laicos para que éstos puedan penetrar los valores cristianos en el mundo social, político, económico. ¿Cómo se debería trabajar para hacerlos presente? Debiera haber una mayor insistencia en la vocación del laico en la construcción de la sociedad y el modo concreto participando en las diversas estructuras de la sociedad, por ejemplo en los consejos de la escuela, en las comisiones de un club o del barrio, en un sindicato o en un partido político, en las estructuras propias de la sociedad para cambiar el mundo para que tenga más justicia y solidaridad. Usted también ha tenido palabras para los corruptos. Escribía un artículo al año o cada dos años sobre el tema, pero a raíz de los saqueos de comercios en Argentina por las revueltas populares han resurgido algunas de aquellas frases. Son censurables estos robos pero también deben tener en cuenta el saqueo de los corruptos, que es además de robar la riqueza, con su actitud, roban la moral del pueblo. ¿Qué quiere transmitir el Papa cuando dice «Los desafíos están para superarlos. Seamos realistas pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!»? El Papa usa mucho esta expresión: «No nos dejemos robar la fuerza misionera», no nos dejemos robar la esperanza, no nos dejemos robar la comunión, la confraternidad... Son valores que tenemos. Él ve que los tenemos y debemos cuidarlos. El modo de cuidarlos es compartirlos. Por esto es tan importante en la exhortación apostólica la dimensión comunitaria de la fe y de la misión. La tarea misionera no es un hecho aislado de cada cristiano sino que es una encomienda a la Iglesia. ¿Las declaraciones del Papa sobre la homosexualidad suponen un cambio de postura de la Iglesia? El Papa ha convocado un sínodo sobre la familia. Cuando le han preguntado, ha dicho: «No soy quien para condenar a nadie» pero a su vez ha vuelto a citar lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad. Pero no sé cómo se irán dando las indicaciones. También se ha pronunciado sobre el papel de la mujer en la Iglesia. Está insistiendo bastante y seguirá recogiendo estas inquietudes. Siendo arzobispo de Buenos Aires tenía entre los colaboradores más cercanos a varones y mujeres. Y en la vida de las comunidades parroquiales, en los movimientos... Me parece que él recoge esta inquietud planteada no sólo por mujeres sino también por varones. Pero, ¿una mujer sacerdote? En esto no hay una inquietud en la Iglesia a nivel universal. Hay algún grupo que lo plantea, pero no me parece que sea un tema que hoy vaya a estar en la agenda. En España se está debatiendo una nueva propuesta de ley del aborto. ¿Cree que la Iglesia se debería replantear su posición ante determinadas situaciones? Hay orientaciones y experiencias de la Iglesia que tienen siglos y décadas de elaboración, que no son ocurrencias. En lo que se refiere a la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural tiene que ver con el saber que desde ese momento hay un ADN propio y una identidad genética que nos hace saber que no estamos ante la prolongación del cuerpo de la mujer sino ante una vida nueva. Es una postura y con esta base científica. Lo cual no implica no comprender o no abrazar a la persona que ha cometido un aborto y ver cómo acompañarla en su crecimiento de la fe y acercarla a la misericordia de Dios. ¿Qué valor le da a la religiosidad popular? No sé si hay matices y diferencias entre España y América Latina en este sentido. Puedo hablar de la experiencia allí, que se da tanto en la devoción a los santos, particularmente a la Virgen María y al Señor Crucificado, también en las peregrinaciones, en las visitas a los santuarios, y que son una fuente de vitalidad. Hay muchos hermanos que expresan y manifiestan su fe de esta manera y están integrados en la vida de la comunidad cristiana o que refuerzan su pertenencia a la Iglesia Católica a través de estas ricas experiencias que han sido valoradas desde Pablo VIhasta aquí por tantos papas. En este sentido, el Papa Francisco tiene una fina percepción de estos valores que están inmersos en la piedad popular. ¿Cree, por tanto, que el culto a las imágenes es un vehículo válido para la trascendencia? Sí, porque a través de la expresión de la belleza nos conectamos con los valores trascendentes. En realidad, las imágenes nos vinculan con los santos y la devoción a los santos y al Señor y lo que podemos percibir a través de las imágenes nos ayuda a percibir la alegría de la fe y la entrega generosa de Jesucristo. ¿Qué le sugiere que un periódico como El Correo quiera presentar a la sociedad los valores que legó el beato cardenal Marcelo Spínola a través de una información coherente, pedagógica y plural? Se me ocurren dos cosas. Por un lado, teniendo en cuenta los orígenes del diario, es como recuperar la propia identidad, asumir su misión desde el origen que ha tenido. Y por otra parte, este compromiso atiende a otra dimensión de la persona que no sólo necesita saber lo que acontece sino también en su visión trascendente. Me parece una propuesta más abarcativa de las dimensiones de la persona.

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