Miriam Barroeta Érase una vez un ambulatorio llamado Amante Laffón, rodeado de albero y verdes árboles. En él se divisaban aquellos trenes que realizaban sus viajes hacia los pueblos de la Rivera del Guadalquivir, con las auténticas trianeras «con jazmines en sus moños», paseando por el arrabal... Tantos años como la vida del centro de salud, Miguel Vázquez observa desde su floristería cómo entran los pacientes con sus dolencias para que los sanitarios del ambulatorio, atiendan y cuiden con cariño a las personas de Triana. Los más de 26.000 habitantes que son cubiertos por este centro agradecieron el esfuerzo de los médicos, enfermeras, auxiliares y personal administrativo que les cuidan desde que pisaron por primera vez la Plaza de San Martín de Porres, con el reconocimiento del premio Trianero de Honor en el inicio hoy de La Velá de Santa Ana. El que es uno de los antiguos ambulatorios de la Seguridad Social es testigo de la evolución de los servicios sanitarios de la Sevilla decimonónica a la Sevilla actual. Tiene de referencia al Hospital Universitario Virgen del Rocío. La directora del centro, Olga Mateos, afirma con orgullo que conocía el antiguo ambulatorio porque es del barrio de Triana. «Este centro de salud era mi ambulatorio, y por aquel entonces, mi médico de familia era el Dr. Ocaña, que actualmente es el padre de un médico que asiste en este momento en nuestras consultas», relata. En el año 1998, Olga Mateos comienza su carrera profesional como enfermera en Amante Laffón, asistiendo así a los pacientes de la zona. Pocos meses después, el centro se cerró para acondicionarlo y realizar nuevas reformas. De esta manera, los trabajadores de la plantilla se trasladaron al centro de salud El Cachorro, también ubicado en Triana, para luego volver a su lugar de origen de trabajo tras las renovaciones. Fue entonces, en el año 2003, cuando Olga Mateos fue seleccionada como directora del centro y emprendió así su nuevo proyecto profesional. El centro sanitario se acreditó en calidad por la Agencia de Calidad Sanitaria en el año 2011. Desde entonces, Amante Laffón es supervisado todos los años por la misma agencia. La directora del centro informó que anualmente tienen una serie de objetivos que implican mejoras de servicio. Por ello destacó que «todos los años se firman contratos de gestión, donde se contemplan la calidad asistencial, la buena práctica clínica y la utilización de recursos materiales y humanos de manera adecuada, ya que estamos en una época difícil y engloba la seguridad del paciente a nivel de la atención sanitaria. Continuamente los médicos auditan lo que están haciendo para mejorar». Para el buen funcionamiento del centro es necesaria la dedicación que tienen durante todo el año sus trabajadores. Un total de 51 personas son las que cada día hacen posible que Amante Laffón siga estando a disposición de los pacientes del barrio de Triana. La plantilla se compone de 17 médicos, tres pediatras, un odontólogo, cuatro auxiliares, 16 enfermeros, siete administrativos y tres de limpieza. La jefa administrativa, Carmen González, es una de las trabajadoras más antiguas de este centro que cumple este año su 50 aniversario. Comenzó a dar sus primeros pasos como celadora, sustituyendo una interinidad en el ambulatorio en el año 1992, para después acceder al cargo de jefa administrativa. Asimismo, señala que «en el año 2000, el antiguo ambulatorio se reconvirtió en centro de salud». Según la jefa administrativa, «hubo numerosos cambios en cuanto a la calidad sanitaria. En un pasado, solamente tenían médicos generales y ahora engloba todo tipo de necesidades en la atención primaria». Los avances que destaca después de la reconversión del ambulatorio son el incremento de más trabajadores, el confort de las instalaciones y la informatización con la Receta XXI y el Programa Diraya, que es la informatización del historial clínico de cada andaluz. Aunque por otra parte, «la relación con el personal no es tan cercana como lo era antes». «El ambiente de trabajo en el centro Amante Laffón es satisfactorio, al igual que la relación que tenemos con los trabajadores de otros centros, como el Hospital Universitario Virgen del Rocío», así lo indicó la directora del centro. A todo esto, hay que sumar que a lo largo de los años, la esperanza de vida ha aumentado paulatinamente. La directora comenta que «en los últimos años se ha incrementado el número de cuidadores inmigrantes (latinoamericanos, rusos y rumanos), y que el 20 por ciento de los pacientes asistidos en el centro son personas mayores». Para finalizar, y a modo de conclusión, Olga Mateos plantea su preocupación por la calidad de la sanidad, ya que «el nivel de demanda es grande y los recursos son limitados. No estoy a favor de recortar en recursos y prestaciones. La sanidad tiene que ser accesible a todas las personas sin depender del dinero y me horroriza pensar que alguna vez llegáramos al nivel de países como Estados Unidos», donde 40.000.000 de personas no tienen cobertura sanitaria.