Benedicto XVI declaró ayer, en su primer viaje como Papa a EE.UU., sentirse "profundamente avergonzado" de los abusos sexuales a niños, protagonizados por miembros de la Iglesia Católica americana desde principios del año 2002. Unos abusos que, según el pontifice, han causado "un gran sufrimiento a la Iglesia de Estados Unidos" y también a él "personalmente".
"Excluiremos a los pedófilos del ministerio sacerdotal", dijo a los periodistas durante el viaje, y añadió que para la institución que representa "es más importante tener buenos sacerdotes que tener muchos".
El Papa ha anunciado además, que harán "todo lo posible para que esto no vuelva a suceder" actuando en varios niveles: "poniendo reglas, reconciliándose con los católicos y con una buena formación de los sacerdotes".
De la misma manera dejó claro, que la Iglesia tiene unas normas y que ninguna persona puede ser sacerdote "si es pedófilo" subrayando que "hay que hacer justicia a las víctimas".
Por otra parte, Benedicto XVI, declaró su intención de pedir a Bush que se comprometa con el desarrollo de los pueblos latinoamericanos, ya que considera el "problema de la inmigración" como "un peligro para el tejido social y para los valores humanos".
Se declaró buen conocedor del problema con la inmigración hispana en EE.UU., y afirmó que la solución de fondo es que los inmigrantes no tengan que salir de su país de origen.