El Congreso tiene establecido un sistema distinto del Parlamento Europeo a la hora de afrontar el gasto de los viajes de sus parlamentarios y en su caso no abona el coste del billete a los diputados, sino que paga a la compañía aérea con la que tiene un contrato especial, una tarifa de clase turista con independencia de si los parlamentarios viajan o no en preferente.
Según se informó a Europa Press en fuentes parlamentarias, el Congreso tiene suscrito un convenio con Iberia para pagar a fin de año los billetes de avión de los diputados conforme a tarifas bonificadas, similar a la clase turista, aunque ellos sean ubicados en clase preferente, siempre que haya sitio al reservar el vuelo. La última actualización del convenio se firmó en el año 2000. Se trata de condiciones especiales que las compañías ofrecen a las grandes cuentas y es el mismo modelo que rige al sacar a concurso las comunicaciones (telefonía fija, móvil e internet) para el Parlamento.
La Cámara también garantiza a los diputados los gastos de transporte en tren o barco, también mediante pago del billete a la empresa transportista, no al parlamentario. La única excepción es el uso del automóvil propio, en cuyo caso y previa justificación, se abonan 25 céntimos por kilómetro.
Además, desde mayo de 2006, el Congreso viene facilitando a cada diputado que no dispone de vehículo oficial una tarjeta personalizada que permite abonar el servicio de taxi en Madrid con una compañía concreta concertada por la Cámara. La disponibilidad de dicha tarjeta tiene un límite anual de 3.000 euros.
En el caso del Parlamento Europeo, los eurodiputados pasan los gastos del billete tras viajar, a su elección, en clase preferente o en turista, sin que exista ningún convenio con compañías aéreas. Antes se les pagaba una cantidad fija, pero se ha propuesto abonarles los gastos reales del billete y ahí es donde los diputados socialistas y populares unieron sus votos para negarse a viajar en turista.
