A sus 66 años, cuando el año pasado aceptó repetir al frente del Ministerio de Economía, advirtió de que sería su último mandato, pero todo apunta a que no lo terminará. Nadie duda ni en La Moncloa ni en Ferraz de que a Solbes le queda poco en el Gobierno y él mismo dijo, cuando Bermejo dimitió, que sentía envidia del ex ministro, aunque después rectificó.
Solbes ha soportado las críticas más virulentas de la oposición y su imagen se ha desgastado notablemente, pese a que él fue quien, paradojas de la política, dinamizó la campaña electoral para las generales en los debates frente a Manuel Pizarro. Se le consideraba uno de los pilares inamovibles del Ejecutivo. Sin embargo, su marcha se da por hecho.
María Teresa Fernández de la Vega es, desde el 18 de abril de 2004, la mano derecha del presidente y la cara del Ejecutivo. A lo largo de estos cinco años, le ha tocado responder ante los ciudadanos en los mejores y en los peores momentos, pese a lo cual su imagen no ha sufrido en exceso. De la Vega está llamada a impulsar y coordinar la acción política del Gobierno, si bien en los últimos tiempos ha actuado más como portavoz que como gestora y sus palabras han funcionado diariamente como argumentario para el resto de dirigentes socialistas. En principio, su presencia a la derecha de Zapatero es incuestionable, aunque también lo era la de Solbes.
