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Los efectos del 9-M. Partido Socialista de Cataluña, tú vales mucho

Corren, tras los idus del 9 de marzo, vientos de favor rumbo a Cataluña. Y el PSC -que históricamente vale mucho en la historia del socialismo y en la historia de España- pone en juego la fuerza demostrada en los últimos comicios: a pesar de los estropicios del AVE y del Carmel, Cataluña enterró...

el 15 sep 2009 / 01:46 h.

Corren, tras los idus del 9 de marzo, vientos de favor rumbo a Cataluña. Y el PSC -que históricamente vale mucho en la historia del socialismo y en la historia de España- pone en juego la fuerza demostrada en los últimos comicios: a pesar de los estropicios del AVE y del Carmel, Cataluña enterró definitivamente las expectativas de victoria del PP al obtener 25 escaños frente a los 8 logrados por los conservadores. Al menos, eso es lo que pregonan los analistas políticos a escala estatal. Quizá porque falten analistas andaluces. Y es que el PSOE de Andalucía, a pesar de 26 años de victorias sucesivas y del desgaste que necesariamente provoca gobernar, se hizo con 36 de los 61 escaños que estaban en juego, aunque ni Alfredo Pérez Rubalcaba pudiera mantener el diputado en el aire de Cádiz, y a Magdalena Álvarez pareciera que se le pasaba mayor factura en Málaga que en el agujero negro de las infraestructuras catalanas.

El PSC ha igualado su récord de 1982, pero los socialistas andaluces llevan más de cinco lustros logrando el más difícil todavía: victorias consecutivas y muy a menudo, como esta vez, con mayoría absoluta. Y cuento todo esto no porque exista una liguilla interna dentro del partido del antiguo yunque con plumas para ver quien es más guapo ante el espejito-espejito de los resultados electorales. Lo recalco porque, tal como andan las cosas, no sólo corre riesgo de verse preterido el PSOE de Andalucía, sino Andalucía propiamente dicha, a los ojos del reelegido inquilino de La Moncloa.

Ahora que el PP andaluz no sólo se ha hecho con los cinco escaños del PA sino con otros cinco de los socialistas; ahora, cuando la franquicia andaluza está en saldo y Javier Arenas lo mismo se postula como el hijo adoptivo de Blas Infante, el socialismo andaluz no puede perder fuelle interno porque podría perderlo Andalucía en el conjunto del Estado.

Es cierto que tanto Manuel Chaves, presidente de dicho partido, como sus correligionarios del sur gozan de sobrado predicamento en la estructura federal del PSOE. Pero ni siquiera siempre nos quedará París. Ahora toca hacer valer a Andalucía como la circunscripción a la que se atribuye esa veterana condición de granero de votos que tanto molesta al todavía partido de Mariano Rajoy. Por ahí parecen ir los tiros del gobierno andaluz en funciones, al anticipar su intención de reclamar por ejemplo la deuda histórica acordada: sería todo un gesto tranquilizador para quienes tememos que los flamencos de la antigua bodeguiya se vean sustituidos, durante esta legislatura, por coblas de sardanas y amenos versolaris.

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