Miles de egipcios continuaban ayer en la plaza Tahrir (Liberación) de El Cairo por decimocuarta noche consecutiva para exigir la dimisión del presidente, Hosni Mubarak. Al tiempo, los Hermanos Musulmanes reiteraron su demanda de que dimita Mubarak a pesar de la implicación del grupo islamista en las conversaciones del pasado fin de semana con el vicepresidente, Omar Suleiman, en las que se habría acordado que Mubarak conserve el poder hasta septiembre, cuando concluye su mandato.
Durante la protesta, las imágenes de la cadena Al Yazira mostraron a una población en calma pero animada que agitaba las banderas nacionales, aunque también pudo verse un monigote colgado de un árbol, que representa al mandatario. Los manifestantes aseguraron que no desalojarán la zona hasta que Mubarak dimita.
Ésta es su principal reivindicación, no obstante, exigen también el fin del estado de emergencia, la disolución de la Asamblea Popular, la formación de un Gobierno de transición, un nuevo Parlamento que impulse la reforma constitucional y el enjuiciamiento de represores y corruptos.
Durante la misma, la página web del grupo opositor Hermanos Musulmanes explicó que "durante el diálogo nacional del domingo en el Consejo de Ministros bajo la presidencia de Suleiman, explicaron que su participación en estas reuniones está sujeta a la satisfacción de las demandas defendidas por los manifestantes del 25 de enero". El texto publicado en la web está suscrito por Essam al Erian, miembro de Comité de Dirección de los Hermanos Musulmanes, máximo órgano de la organización. Otro miembro del Comité, Mohamed Morsi, quien participó en la reunión con Suleiman, aseguró que continúan ciñéndose a las demandas de los manifestantes. "La legitimidad de las demandas del pueblo egipcio está por encima de la Constitución, del régimen y de sus deseos de escapar de esta situación", afirmó.
Mientras, Mubarak, que se sigue aferrando al sillón de la Presidencia, manifestó ayer su respaldo a la investigación abierta por los tribunales egipcios ante las masivas denuncias por el supuesto fraude electoral en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, que se saldaron con una victoria abrumadora de su partido, el Partido Nacional Democrático.
Durante una reunión con el presidente del Parlamento, Fathi Sorur, y con el presidente del Tribunal de Casación, la segunda máxima instancia judicial del país, Serry Siam, Mubarak se comprometió a respaldar la futura sentencia del tribunal, que, como máximo, anularía los resultados de las elecciones en algunas circunscripciones. Los manifestantes exigen, en cambio, la anulación total de los comicios y la disolución del Parlamento.
En los encuentros, celebrados en el palacio presidencial de Heliópolis, también participó el vicepresidente, según informó la agencia de noticias oficial, MENA.
Los tribunales de lo contencioso-administrativo han emitido dictámenes contra 120 cargos electos antes y después de los comicios y el Tribunal de Casación ha recibido 1.576 denuncias contra 486 miembros de la Asamblea Popular (cámara baja) y contra 50 miembros del Consejo de la Shura o Consultivo (cámara alta). El funcionamiento de ambas cámaras se encuentra suspendido desde la semana pasada a raíz de las investigaciones abiertas contra varios parlamentarios propiciadas por el régimen en respuesta a las protestas.
Subida de sueldos. Además, para calmar los ánimos, el Gobierno egipcio anunció ayer un incremento del 15% en los salarios de los trabajadores del sector público y en las pensiones de militares y civiles que paga el Estado. La subida será efectiva a partir de abril. Además, el incremento será calculadoa en base al total de la pensión, no como en subidas anteriores. Este incremento costará al erario público unos unos 806 millones de euros.
