A principios de mayo, sólo el 45% de los españoles había decidido votar en las europeas. Habrá que ver si la delgada cifra se mantiene o adelgaza aún más después de que en el primer debate electoral no se hablara de Europa y de que en la resaca del cara a cara la discusión política se centrara en el Falcon que llevó a Zapatero a un mitin en Sevilla.
El duelo entre Jaime Mayor Oreja (PP) y Juan Fernando López Aguilar (PSOE) el lunes en TVE fue visto por 2.653.000 telespectadores, una cifra bien alejada de la que registró el cara a cara Zapatero-Rajoy en febrero del año pasado -13 millones de espectadores y una cuota de pantalla de casi el 60%-. También tuvo más éxito el debate entre Solbes y Pizarro en 2008 (24,4% de la audiencia).
Las elecciones europeas no son la cita electoral que despierta más interés entre los españoles. Pero este año, la crisis y las respuestas infructuosas de la UE han agravado el problema. La confianza en el Parlamento Europeo ha caído seis puntos en unos meses mientras los partidos llaman a votar.
Sin embargo, es cuanto menos discutible si el duelo electoral del lunes entre Mayor Oreja y López Aguilar fue un incentivo para el voto o sirvió para todo lo contrario. Los candidatos se turnaron para reprocharse errores del pasado y el cara a cara estuvo falto de propuestas de futuro para Europa. Al día siguiente, al contrario de lo que ocurrió con las elecciones generales, el debate político no giraba en torno al cara a cara, sino al viaje de Zapatero en un avión Falcon del Ejército para asistir a un mitin electoral en Dos Hermanas (Sevilla).
En plena campaña, a sólo unos días del 7-J, de la elección de 736 eurodiputados que votarán asuntos directamente relacionados con la vida diaria de casi 500 millones de europeos, en los medios de comunicación sólo se discutía si el uso de ese avión por el presidente fue adecuado.
Ni la crisis económica, ni el cambio climático, ni el aborto lograron captar ayer la atención de la oposición. El PP en bloque se dedicó a acusar al presidente por utilizar medios del Ejército para actos electorales, mientras el PSOE respondía criticando a Aznar por viajar en el Falcon con miembros del PP ahora imputados en el Gürtel.
Mientras tanto, este periódico se preguntaba cómo viajan los jefes de Gobierno del resto de países del mundo. La mayoría de las embajadas no contestaron ayer a esta pregunta, pero algunas como la de Italia sí dijeron que polémicas como ésta no se dan en sus países. El primer ministro, Silvio Berlusconi, tiene sus propios aviones y los utiliza cuando y como quiere.
De sobra conocido es el caso de Barack Obama, cuyo avión presidencial, el Air Force One, da nombre incluso a una película. El francés Nicolas Sarkozy simplemente no acude a ningún acto de su partido desde que es presidente y para los actos oficiales utiliza medios de transporte del Estado, según confirmó el Elíseo. En Portugal no tienen este tipo de problemas con la seguridad y el transporte porque no hay "atentados ni amenazas de ETA", dicen fuentes de la Embajada. Otros jefes de Gobierno lo tienen aún más fácil, como es el caso del primer ministro de Luxemburgo. Tiene coche oficial, pero va andando y sin escolta a hacer la compra.
Mañana Zapatero verá la final de la Liga de Campeones y de paso visitará a Berlusconi. ¿Irá a Roma en un Falcon?