Miles de estudiantes, docentes y políticos de la oposición italiana protestaron ayer en Roma contra la ley de reforma de la educación aprobada por el Gobierno, en una marcha que bloqueó gran parte de la ciudad y en la que se pidió la dimisión de la ministra de Educación, Maria Stella Gelmini.
A lo largo de dos kilómetros y medio, los que separan las plazas romanas de la Repubblica, donde se inició la manifestación, y la del Popolo, lugar donde estaba previsto que finalizara, la protesta se desarrolló de forma pacífica y sin intervención policial.
Centenares de banderas con las siglas de los sindicatos convocantes ondearon a lo largo del recorrido, junto a enormes globos y pancartas en las que se satirizaba a los miembros del Gobierno.
Así, Gelmini aparecía retratada con un hacha en la mano, en referencia al recorte de 8.000 millones de euros que esta nueva ley prevé para la escuela.
La responsable de Educación no fue el único blanco de las críticas de los manifestantes, que también mostraron su rechazo al titular de Economía, Giulio Tremonti, y a Silvio Berlusconi.