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Los exabruptos de Tardá y Pedro Castro

El grito de "muerte al Borbón" que pronunció el sábado el diputado de ERC Joan Tardá en un acto contra la Constitución celebrado en Barcelona ha suscitado un auténtico vendaval de reacciones de reproche contra tan desafortunada frase.

el 15 sep 2009 / 19:35 h.

El grito de "muerte al Borbón" que pronunció el sábado el diputado de ERC Joan Tardá en un acto contra la Constitución celebrado en Barcelona ha suscitado un auténtico vendaval de reacciones de reproche contra tan desafortunada frase. La sociedad española ha terminado por acostumbrarse a los exabruptos e algunos dirigentes de Esquerra, pero en esta ocasión el exceso verbal se ha elevado aún más. La excusa que ha dado luego este singular político independentista de que no se dirigía al Rey Juan Carlos como persona física sino a la institución monárquica le ayuda bien poco. Y tampoco debería servirle la disculpa que ha presentado al presidente del Congreso, José Bono, quien ha justificado su actuación en atención al carácter "a veces un poco primario" del portavoz de ERC, pues este señor tan "primario" es licenciado en Filosofía y Letras y profesor de un instituto de Secundaria. Diga lo que diga ahora, es inadmisible que haya proferido un grito tan macabro en público y no le vale ampararse en el ambiente de exaltación propio de un acto de ultranacionalismo delirante en el que se quemó un ataúd que simbolizaba la Constitución española. A Tardá le asquea el Estado en el que vive, pero lo utiliza sin problemas y participa de él desde su escaño en el Congreso. Cuanto menos, debería aprender el significado de la palabra respeto. Algo que, por cierto, le ha faltado también al alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Pedro Castro, cuando arremetió contra los "tontos de cojones que todavía votan a la derecha". Sus declaraciones son también inaceptables, pues insulta a los más de diez millones de españoles que votan al PP, y seguramente deba dimitir de su cargo en la FEMP. Pero en su descargo también habría que contar su arrepentimiento sincero, sus disculpas reiteradas y sus 25 años de trabajo político que no se pueden echar por tierra por una frase tan lamentable.

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