No deja de ser curioso que Ayamonte tenga su prestigioso Festival Internacional de Música y que los flamencos hayan tenido que ir gratis a crear el primer festival de arte jondo de la localidad.
Celebrado el pasado viernes en la Punta del Moral con una magnífica entrada de público, unas cuatrocientas personas -si tenemos en cuenta que el elenco estuvo compuesto por artistas de escaso renombre-, en el cartel consta que colaboraba el Ayuntamiento, pero lo cierto es que sólo lo hizo en ceder el patio del Colegio Público Virgen del Carmen y colocar un escenario impresentable, sin ni siquiera unas mínimas luces para verles la cara a los artistas.
La cartelería, el sonido y las sillas las pagaron los aficionados con sus entradas y, sobre todo, los artistas, que se fueron sin cobrar aunque el acuerdo era que lo harían si la taquilla lo permitía. ¿Se puede consentir esto en Andalucía, la cuna del flamenco, arte tan considerado hoy en el mundo entero?
Es loable el intento de Antonio Segura de crear un festival flamenco en Ayamonte, pero no a costa de los modestos artistas que participaron. Artistas que, como era de esperar, porque son grandes profesionales, lo dieron todo en el escenario y cautivaron a un público verdaderamente magnífico. Aficionados como los que acudieron al festival merecen que el Ayuntamiento de Ayamonte dé continuidad al evento y que el próximo verano se lleve a cabo la segunda edición con todas las garantías de que los artistas no tengan que poner dinero de sus bolsillos para que una ciudad tan importante presuma de tener un festival de flamenco. El señor alcalde, que estuvo presente, está por la labor y esperamos que cumpla su palabra.
Fue el joven valor Javier Rivera el encargado de abrir la velada y lo hizo ofreciendo un estupendo recital acompañado muy bien por otro artista sevillano, el guitarrista Juan Campallo. El cantaor brilló sobremanera en unas soleares muy personales y en unas malagueñas que acabó con rondeñas y javeras. En las bulerías, demostró un gran dominio del compás. Ojo con este cantaor.
Antonia López es una cantaora de la tierra que posee una hermosa voz natural. Emocionó con rumbas, malagueñas de El Mellizo y El Canario y una larga tanda de fandangos, estupendamente acompañados por el almeriense Niño de las Cuevas.
El bailaor onubense El Choro fue uno de los triunfadores. Limitado por las condiciones del tablao y el escaso cuadro acompañante, Javier Rivera y Juan Campallo, cautivó con un alarde de fuerza y elegancia. Huelva necesitaba a un bailaor y ya lo tiene.
El cantaor de Osuna Manuel Cuevas fue quien más aplausos cosechó. Dirigido magistralmente por José Luis Postigo, armó un lío con unas granaínas, zambras de Manolo Caracol, cuplés por bulerías y fandangos.
Rocío Segura, de Almería, cerró una gran noche con su repertorio habitual de granaínas, soleares, fandangos y bulerías, pletórica de fuerza y comunicación con el público. A lo mejor asistimos a un momento histórico. El tiempo lo dirá.
