"Allí no podéis volver. Hay que evitar una masacre entre familias gitanas. Pero nosotros también somos gitanos y esto en un problema gitano, y vamos a ayudaros porque no podemos permitir que nuestros hermanos vivan así". Fue el mensaje de los gitanos viejos de las Tres Mil a las 35 familias huidas tras un tiroteo.
Un grupo de gitanos de prestigio llegó ayer tarde en una hilera de coches al descampado donde malviven 300 personas desde hace 80 días para "darles razones de los señores", como se refirieron a la familia del joven muerto en el tiroteo que los hizo huir por temor a represalias, y ofrecerles ayuda. Entre ellos estaba Manuel García Rondón, secretario de la Unión Romaní, que fue claro: "Allí hay tres familias que tienen piso, los demás los compraron de manera irregular. Pero ninguno puede volver; los contrarios no quieren pelea, pero no quieren veros". Sus palabras fueron seguidas por los hombres en un corro en medio de un camino de tierra. A la mayoría de los niños los habían metido en las chabolas y las mujeres "no tienen permiso para hablar", recordaba Aurora cuando las jóvenes intentaban meter baza.
Los hombres se enfadaron. Dijeron que se mueren de calor y los niños viven entre basura. Se desgañitaron y amenazaron con volver de nuevo a asaltar sus pisos, como hicieron el domingo, lo que acabó en un serio altercado con la familia del fallecido.
"Vosotros sois personas, podéis ir bajo vuestra responsabilidad, yo os digo el problema que podéis tener", repetían los mediadores, intentando hacerlos entrar en razón. Rondón se ofreció a hablar con la Junta de Andalucía, responsable del chabolismo, para que mejore las condiciones del poblado y solvente el problema realojándolos en otros lugares de la ciudad. "Si yo no quiero ni volver a las Tres Mil", decían por lo bajo algunos, "prefiero vender el piso".
Pero los chabolistas no se fían de la Junta, que hasta ahora no ha intervenido más que llevando a los niños al colegio por las tardes para que estudien y se aseen. Ayer llegaron poco antes de la reunión, todos limpios y uniformados con camisetas promocionales de la Junta que les dieron para después de la ducha.
Al final, en plena tensión, los ancianos decidieron irse y emplazaron a otra cita el jueves. "Se marchan un poco enfadados porque les han dicho que para morirse aquí se van a sus pisos a que los maten, y eso no se lo pueden decir porque han venido a ayudar", decía un mediador. Rondón era más optimista. "Sí van a aceptar la mediación del movimiento asociativo gitano, porque saben que queremos ayudar a los nuestros".
