"El enemigo ha sido el mal tiempo", reconoció a este periódico el presidente de la Federación, José Manuel Ledesma, quien con todo, destacó que el 80% de ocupación "es un dato bueno" que permite al sector ser "optimista" respecto a que 2011 sea el año de la recuperación tras tres años de continuo decrecimiento. En 2010, el grado de ocupación medio en Semana Santa -que suele ser el termómetro de la temporada turística- fue mucho menor, del 68%.
"Había mucha demanda pero lamentablemente el tiempo no ha ayudado", explicó Ledesma. La climatología hizo que no se produjeran las reservas de última hora, que suponen un porcentaje importante, y que se registraran un 10% de cancelaciones de media. Así, donde más reservas fueron retiradas fue en la costa (17%) mientras que en las ciudades de interior famosas por sus procesiones apenas hubo un 3% de cancelaciones y en el turismo de naturaleza, con productos estrella como el parque de Cazorla o las sierras de Grazalema y la Axarquía, los amantes del campo no se echaron atrás.
Sí ha bajado el nivel de pernoctaciones porque sobre todo en la costa muchos turistas adelantaron su regreso ante el mal tiempo y la estancia media ha pasado de cuatro a tres días.
Esto ha hecho que el sector en Málaga hable de un 30% en la caída de los ingresos. El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), Rafael Prado, destacó que pese a haber "mucha afluencia de público en la calle", bares y restaurantes tuvieron "un movimiento como el de un día turístico normal, no el que se produce cuando todas las cofradías están en la calle". La Madrugá sevillana es también un buen ejemplo. Sin las cofradías en la calle, muchos bares que normalmente permanecen abiertos durante toda la noche cerraron y por tanto se quedaron sin hacer caja.
Con todo, según Ledesma el gasto medio por turista en general creció un 5% con respecto al año pasado y se sitúa en torno a los 60 euros por persona y día.