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Los «intereses» que esconde la gripe A

Las declaraciones del presidente del Consejo General de Médicos de España, Juan José Rodríguez Sendín, en las que afirma que la alarma suscitada en torno al virus de la gripe A está motivada por intereses económicos y políticos abre el debate sobre la política de información desarrollada en torno a la expansión de esta epidemia...

el 16 sep 2009 / 08:11 h.

Las declaraciones del presidente del Consejo General de Médicos de España, Juan José Rodríguez Sendín, en las que afirma que la alarma suscitada en torno al virus de la gripe A está motivada por intereses económicos y políticos abre el debate sobre la política de información desarrollada en torno a la expansión de esta epidemia. La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, reconoce al respecto que quizás se esté exagerando y que el virus presenta las mismas complicaciones que el de la gripe estacional o el de una enfermedad de similares características.

¿Significa esto que se está informando mal a los ciudadanos? No parece que sea el caso. El traslado de información sobre la gripe A en España sigue las directrices de la Unión Europea y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En tal sentido, se han cumplido los protocolos de actuación establecidos y se ha arbitrado un sistema de coordinación de las comunidades autónomas que está dando respuestas uniformes a la pandemia. Algunas declaraciones de la OMS han podido sonar exageradas y hasta un tanto apocalípticas, como cuando se advirtió que la mitad de la población europea se contagiaría a partir de este otoño, pero tienen su razón de ser.

Como cualquier otro virus, el de la gripe A es susceptible de mutación y puede suscitar reacciones más graves en quienes lo padezcan. Por eso es tan importante que se establezcan todos los mecanismos de prevención disponibles, aunque eso pueda inducir a algunos a pensar que las medidas adoptadas están fuera de lugar. Mejor correr ese riesgo que restarle importancia a una pandemia que puede contagiar al 30% de la población mundial.

En cuanto a los intereses económicos o políticos que pueda haber detrás, sería un gesto de inocencia pensar que no pueden existir grandes grupos interesados en suscitar la demanda necesaria para que se vendan sus productos farmacéuticos, pero del mismo modo habría que poner especial celo en no hacer caso de rumores ni dar crédito a teorías conspiratorias que buscan restarle credibilidad a los esfuerzos de prevención de la epidemia.

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