La enorme tromba de agua que ha anegado Jerez sigue amenazando el municipio gaditano, que continúa en alerta amarilla. Las lluvias han provocado desalojos, numerosos destrozos en viviendas y mobiliario urbano y cortes en las comunicaciones. Ayer quedó restablecido el tráfico ferroviario entre Sevilla y Cádiz pero aún permanecen cortadas 20 carreteras en la provincia de la treintena que está impracticable en Andalucía. Se esperan fuertes precipitaciones que podrían empeorar la delicada situación de la ciudad. Los líderes políticos visitaron ayer la zona y el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, anunció que los afectados podrán solicitar ayudas para paliar daños desde mañana.
El jefe del Ejecutivo manifestó que "el momento es incierto" porque ha caído mucha agua y la amenaza sigue ahí. Pero opinó que hay que tener "calma y tranquilidad" ya que la cota del río Guadalete ha bajado en 60 centímetros. Griñán visitó el colegio Virgen de Mar situado en la pedanía jerezana de El Portal, donde son atendidas unas 70 personas, de las cuales una veintena tuvo que pasar allí la noche. Luego mantuvo un encuentro con el Centro de Emergencia y Coordinación Operativo Provincial (Cecop). Los pasos que habrá que seguir, indicó el presidente, "se basan en primer lugar en la previsión de futuras nuevas inundaciones, y en segundo en actuar de manera coyuntural para paliar los efectos que se puedan ir produciendo".
Explicó que cuando escampe se quedarán "cuadrillas de jóvenes", contratadaos por la Junta para limpiar las zonas afectadas. El presidente andaluz agradeció personalmente la labor de una de las monjas encargadas de llevar el colegio donde están alojados los afectados y aseguró que la provincia, que no tiene normalmente estos problemas de agua, "ha reaccionado bien y con una magnifica coordinación". Griñán señaló que se hará un estudio técnico sobre el cauce del río para arreglar los problemas de desbordamiento y que "se aprobarán las obras que haya que aprobar".
También se trasladó al municipio el presidente del PP-A, Javier Arenas, que pidió a la Junta que el próximo Consejo de Gobierno apruebe "sin más dilación" un plan de ayudas "extraordinarias" para los damnificados. En el lugar estuvo además el obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, que aún no tienen el balance de las iglesias que se han visto perjudicadas.
La cara amable del temporal es el agua embalsada. La provincia de Cádiz ha pasado de la situación de sequía prolongada hasta hace dos meses a disponer de garantías de suministro para consumo urbano y el sector productivo para más de tres años.
