La mañana fue trepidante. Todos los expositores coincidían, prácticamente en el mismo horario, para presentar, anunciar o premiar a sus respectivos buques insignias en una jornada que comenzó en la intimidad de los de siempre y que culminó con las primeras apreturas del evento.
La localidad extremeña de Olivenza, fiel a su vocación de llave de la gran temporada española fue la más madrugadora. Julián López El Juli y Miguel Ángel Perera -delgadísimo y recién llegado de América- fueron las estrellas indiscutibles de la presentación de la feria de este santuario pacense del cochino ibérico y el toro bravo que volverá a convertirse en el primer clarinazo de la campaña española. El escritor y periodista Antonio García Barbeito fue el encargado de convertir la presentación de esta Feria Ibérica del Toro en un alegato en favor de la tauromaquia: "Qué difícil lo tienen los que quieren acabar con la Fiesta", espetó Barbeito, que explicó que "el toro ha conseguido en torno a él un extraordinario universo". El empresario José Cutiño, o el propio alcalde de la localidad pacense, fueron los principales testigos de esta presentación de este corto e intenso ciclo en el que se rinden las primeras banderas de la larga guerra del toreo que ahora está a punto de comenzar.
Simultáneamente, el pabellón plaza acogía una de las actividades más ilusionantes de una feria que ha retomado su lugar en el calendario expositivo sevillano. Centenares de escolares ocupaban los escaños del coqueto y efímero coso para presenciar un espectáculo que les adentró en los secretos del mundo de la crianza del toro, del manejo a caballo y el toreo en el que destacaron un jovencísimo intérprete llamado Carlos Moya que demostró a los más jóvenes y ante una añoja las emociones primarias de un espectáculo recomendado para todos los públicos que los colegiales siguieron con auténtico regocijo.
Sin demasiado tiempo para tomar aliento, el alcalde de Espartinas, Domingo Salado, tomaba la palabra desde su expositor del pabellón plaza para anunciar la II Feria Planeta Toro, que entre otras actividades anuncia una corrida de toros en la que son fijos el rejoneador Diego Ventura y los diestros Manuel Díaz El Cordobés y David Fandila El Fandi. A dos pasos del ruedo efímero del pabellón 3, el expositor de Utrera rendía homenaje al ganadero Eduardo Miura y volvía a mostrar la maqueta de la futura plaza de toros que se construye discontinuamente en terrenos de La Mulata para sustituir al recordado y perdido coso de El Arrecife.
Pero no había demasiado lugar al descanso. La Fundación Andaluza de Tauromaquia tomaba el relevo para entregar los premios, recuerdos y distinciones del programa Cancelas Abiertas, que ha permitido visitar numerosas ganaderías y acercarse a los secretos de la crianza del toro bravo a miles de alumnos de numerosos institutos de la comunidad andaluza. Antonio Peña, como presidente de la Fundación, el cirujano Ramón Vila, en calidad de vicepresidente; o los ganaderos Carlos Núñez o el conde de la Maza fueron los encargados de entregar estos galardones que acercan a la jueventud hasta los entresijos de la génesis y base de la Tauromaquia.
Pero la jornada iba a tener un acento netamente torerista que se tradujo en las larguísimas colas que guardaron los aficionados para estampar las firmas de sus ídolos taurinos. El Juli, Manzanares, El Cid, El Fandi y Pepín Liria fueron los grandes protagonistas de una iniciativa que otorgó el necesario acento torero a un evento que no se puede entender sin la presencia de los hombres de luces. Ésa fue la gran novedad de una feria en la que la mejor noticia es que todo sigue donde estaba; por muchos años más.
Y es que la segunda jornada de la X Feria Mundial del Toro retomó definitivamente el pulso de un evento fundamental en los prolegómenos de cada temporada taurina en el que desfilan cada año esos rostros ocultos para el gran público que hacen posible el milagro de la bravura. Ricardo Gallardo, Eduardo Miura, Gabriel Molina, Gabriel Rojas, José Enrique Fraile, Rafael Molina, Borja Domecq, José María Garzón, Manuel Bajo y un largo etcétera son algunas de las piezas de ese complejo mosaico humano que permite la pervivencia del ecosistema de la dehesa, habitat natural de un animal, el toro bravo, sin el que no se puede entender el mapa de España y de toda la Península Ibérica.
La X Feria Mundial del Toro se adentra hoy en sus días grandes, en un fin de semana en el que se registrarán las mayores apreturas después de superar las dificultades organizativas que limitaron su normal desarrollo el pasado año. Por delante queda una apasionante temporada taurina cuyos mayores protagonistas están desfilando estos días por los pabellones de FIBES. Ése es el mejor aliciente del evento para el aficonado de a pie. La gran fiesta del toro se está viviendo en Sevilla Este. Hay que vivirla y disfrutarla.